Relato: La Venganza de Sarah Forest

«Mucho tiempo esperó Sarah Forest para hacer realidad su venganza, esa noche tomó el cuchillo de carnicero de la cocina y lo guardó en su camisa. Meses en su mente lo pensó, en como terminaría su suplicio ya que se había cansado del dolor, y estaba dispuesta a pecar e irse al infierno, aunque le temblaban las piernas del miedo.»

«¿Porqué me pasa esto a mi?» pensaba «Dios siempre te fui fiel, no quiero hacerlo, no quiero mancharme las manos, pero ya no puedo más.»

«Esa noche él vendría, alcoholizado y violento como otras veces, a descargar toda su frustracion con ella, y el tiempo lo sabía, ya que no paraba de llover y los fuertes vientos hacían temblar la casa, era una de las tormentas mas fuertes de las que se hayan tenido datos.»

«Toda la noche pasó Sarah despierta esperandólo, pidiendole a Dios que le perdone por el pecado que habría de cometer, pero él nunca llegó. Solo en la mañana siguiente la policia golpeó la puerta para darle la noticia.»

«Lo siento señora, su esposo murió en la noche, su auto debarrancó producto de la tormenta»

La mujer lloró con mucha angustia, «gracias Dios» pensó, «me has salvado del castigo eterno».

Espero que les haya gustado.

Días de Mariposa 1

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:


Día 
de Oruga

-¡Vamos mi amigo, te espero ahí!- decía por teléfono mientras caminaba de un lado a otro- pero no me falles, bueno, bueno ya, listo, nos vemos.

juan colgó el teléfono y se preparó para la noche, tomó del ropero una camisa de un equipo de rugby que apenas conocía pero marcaba sus brazos trabajados en el gimnasio y también tomó un Jean nuevo pero gastado que ayudaba a disimular sus piernas delgadas, producto del pecado de los que acostumbran mostrarse más que de hacer caso a su entrenador personal;  mientras miraba sus ojos  azules en el espejo peinó su rubio cabello hacia un costado y luego salió en busca sus amigos.

Al pasar con su auto por una esquina vio a un joven delgado y alto de abundante cabello ondulado, de esos que parecen un peinado afro pero en realidad no lo son.

-¡Eh, pelo de lana!- le gritó Juan.

-¿Y los muchachos?- preguntó el joven al acercarse.

-¿Qué no estaban contigo? Bueno, sube Jose, ya me imagino donde estarán.

Era una noche calurosa en la ciudad, había mucha gente paseando en familia, otros junto a sus mascotas por las veredas del lugar, en un ambiente muy agradable; excepto en una ubicación oscura, en donde las personas que paseaban preferían cruzar la calle para no ser molestados, un pequeño bar con unas sillas y mesas afuera, en donde los hombres se juntaban para llenar aquellas pequeñas mesas con grandes cantidades de botellas de cerveza recién consumidas.

Juan estacionó su auto en la vereda del frente y junto con José fueron al bar, allí acercaron dos sillas a una mesa donde se encontraban dos sujetos muy alcoholizados, uno a punto de dormirse.

            -Hola Martin, vamos que no te puedes rendir, aun- le dijo Juan sacudiéndole el brazo para que se despertara, el hombre apenas abría los ojos para mirarlo y después los cerraba.

            -¡Este idiota no sabe beber!- decía su acompañante riendo mientras se servía un vaso de cerveza- vas a tener que llevarlo a su casa.

-No, imposible Leandro- respondió Juan secamente- hoy es la fiesta de la primavera y el es uno de mis amuletos de la suerte.

-Pero no puede con su propia alma- dijo José.

-Donde hay fiesta voy- respondió balbuceando Martin, reaccionando ante la advertencia de perderse la gran fiesta de la temporada.

-Ya lo escuchaste- dijo Juan riendo- ahora ayúdenme a subirlo al auto.

continuará…

El Show continúa (final)

-Buenas noches querido público, esta para mí no es una noche cualquiera, es una noche especial, porque especial es esa persona que está ahi en mi público querido. Y suena la música.

El acrodeón comenzó a sonar junto con el bajo y los demás intrumentos mientrás los musicos se movian de un lado hacia el otro en un corto baile, la gente se fué contagiando con la alegre melodia; Alberto, con un gran esfuerzo, también bailó de un costado al otro y sin dejar de bailar tomó aire para cantar:

«Triste estaba mi corazón roto,

ni siquiera esa bella canción ,

que a todos hace bailar,

podía calmar mi soledad.

Pero apareciste tú,

entre toda la gente

me hiciste perder la mente

y el show continuó, una vez más»

La gente emocionada, comenzó a bailar y cantar, tanta gente y de tantas edades, jovenes que conocían por primera vez el amor, como asi también las personas mayores, que habian crecido con esa canción, y que ahora les recordaba todas esas noches de baile y de aventuras amorosas. Y entre el público, la que Alberto vió, Laurita, bailando alegremente y sonriendo.

«Y bailamos, y bailamos,

toda la noche bailamos sin parar,

y nunca más me sentí solo,

esa noche aprendí a amar.»

Alberto comenzó a bailar alegremente y Laurita se fue acercando al escenario, mientras los otros musicos seguían cantando:

«Y bailamos, y bailamos,

toda la noche bailamos sin parar,

y nunca más me sentí solo,

esa noche aprendía a amar.»

Sonaba el acordeón con una alegre melodia, Laurita subió al escenario y tomó de las manos a Alberto, en un abrazo se mezclaron y no dejaron de bailar, mientras Alberto se tomó el pecho y cayó al suelo, y también cayo al suelo el acordeón, y corrió su hijo hacia él, pero el sonido del intrumento no paró y Alberto y Laurita tampoco dejaron de bailar.

Así Alberto se despidió, en un baile eterno junto a Laurita, y se fueron a recorrer las noches, en cada fiesta, en cada belada romantica, estaban ellos dos bailando al son de esa alegre canción, cuyo nombre era «El Show continúa»

Muchas Gracias, espero que les haya gustado

Nuevo cuento «El Show continúa»

-Alberto ¿Estás listo? Te ves un poco pálido.

-Tranquilo José, vengo haciendo esto desde hace más de treinta años- contestó Alberto luego de un breve silencio.

José miró a un hombre que estaba recostado contra una pared y con una mezcla de ira y de frustración le habló.

-Anibal ¡Este es el cuarto show en la misma noche! No podemos seguir asi, ya no estamos en edad.

-¿Y qué querés que haga?- le respondió Anibal sin dejar de cruzar sus brazos y sin levantar la mirada- Tenemos que pagar las cuentas, están nuestras familias atras que mantener y ademas comemos y bebemos como desgraciados.

Los hombres rieron diluyendo el momento de tensión.

-Yo estoy bien, ademas hoy vino Laurita- Alberto miró a José con alegria- ¿La has visto entre el público?

-No sé ¿Anibal, hay alguna Laurita entre el público?

-Y habrá como veinte Lauritas seguro- contestó Anibal sonriendo.

-Vamos a apurarse, la gente se esta enojando- gritó alguien desde el otro lado de la cortina del escenario.

-Bueno estoy listo- dijo Alberto, se paró, acomodó su camisa floreada y tomó aire para mejorar su encorbada figura.

-Por fin, la espera ha terminado- decia el presentador levantando la mano sobre el escenario ante un exasperado público, cansado ya de que nadie les dijera nada por el retraso- Con ustedes, Alberto «Tito» Albarado y sus «Lideres de la música tropical.»

Despacito fue entrando Alberto al escenario, junto a algunos aplausos, pocos aplausos, de las muchas personas que esperaban el show. Antes de ir al microfono se acercó a uno de los acordeonistas y se apoyó sobre su hombro.

-Hijo, hoy vino Laurita- le dijo Alberto sonriendo como un niño.

-Papá, no digas eso- le contestó el muchacho mostrando tristeza en su rostro.

Alberto le dio dos golpecitos en el hombro y caminando lento se dirigió al microfono en el centro del escenario.

-Buenas noches querido público….

…continuará.

Primer relato del blog: «Jonny Wilkinson, el caminante»

Aquí va mi primer relato, sin presentar mis credenciales, para romper el duro hielo de esta nueva aventura que es llevar un blog adelante. Espero que lo disfruten…

«Allí va Jonny Wilkinson caminando errante descalzo por el desierto, buscando el cruce de caminos, aquel que de boca de su abuelo escuchó hablar; su destino, hacer el pacto con el diablo. En su mano lleva una vieja escopeta winchester y dos balas, una bala para el diablo si el pacto fallaba, en cambio si el pacto triunfaba una bala era para el diablo y la otra para él.»

«Ay estos hombres que enfrentándose al diablo creen que pueden expiar sus pecados…

…se encontrarán los dos en el infierno bebiendo el mismo ardiente licor.»

Saludos a todos.