-Alberto ¿Estás listo? Te ves un poco pálido.
-Tranquilo José, vengo haciendo esto desde hace más de treinta años- contestó Alberto luego de un breve silencio.
José miró a un hombre que estaba recostado contra una pared y con una mezcla de ira y de frustración le habló.
-Anibal ¡Este es el cuarto show en la misma noche! No podemos seguir asi, ya no estamos en edad.
-¿Y qué querés que haga?- le respondió Anibal sin dejar de cruzar sus brazos y sin levantar la mirada- Tenemos que pagar las cuentas, están nuestras familias atras que mantener y ademas comemos y bebemos como desgraciados.
Los hombres rieron diluyendo el momento de tensión.
-Yo estoy bien, ademas hoy vino Laurita- Alberto miró a José con alegria- ¿La has visto entre el público?
-No sé ¿Anibal, hay alguna Laurita entre el público?
-Y habrá como veinte Lauritas seguro- contestó Anibal sonriendo.
-Vamos a apurarse, la gente se esta enojando- gritó alguien desde el otro lado de la cortina del escenario.
-Bueno estoy listo- dijo Alberto, se paró, acomodó su camisa floreada y tomó aire para mejorar su encorbada figura.
-Por fin, la espera ha terminado- decia el presentador levantando la mano sobre el escenario ante un exasperado público, cansado ya de que nadie les dijera nada por el retraso- Con ustedes, Alberto «Tito» Albarado y sus «Lideres de la música tropical.»
Despacito fue entrando Alberto al escenario, junto a algunos aplausos, pocos aplausos, de las muchas personas que esperaban el show. Antes de ir al microfono se acercó a uno de los acordeonistas y se apoyó sobre su hombro.
-Hijo, hoy vino Laurita- le dijo Alberto sonriendo como un niño.
-Papá, no digas eso- le contestó el muchacho mostrando tristeza en su rostro.
Alberto le dio dos golpecitos en el hombro y caminando lento se dirigió al microfono en el centro del escenario.
-Buenas noches querido público….
…continuará.