Intentaré postear una vez a la semana una historia al azar, lo subiría jueves, viernes o sábado.
Espero que lo disfruten.
-Mi padre es más fuerte que el tuyo- gritaba el pequeño Timmy mientras apretaba su puño con fuerza -sabes, él puede levantar diez cajas llenas de libros solo.
-¡Y que! mi papá es más fuerte- le respondía Benjamin sin quedarse atras- el puede, el puede levantar diez personas con una sola mano.
-Eso no es nada, mi papá, mi papá la otra vez levantó diez autos con la mano mientrás dormía.
-¿Tan poco? Mi papá la otra vez…
-¡Benjamín dejá de perder el tiempo y sube al auto!- le gritó una mujer al niño- Vamos, que no tengo todo el día.
Benjamín entro por una de las puertas de atras del coche y, mientras el auto se ponía en marcha, le sacaba la lengua por la ventanilla a Timmy.
Timmy también le hacia gestos remedando a Bejamin mientras el auto se perdía de su vista, no vendría un coche a buscarlo a él, asi que después de un rato de estar parado se fue de la escuela caminando.
El pequeño muchacho refunfuñaba y pateaba el suelo mientrás caminaba «Bejamín no sabe nada, mi papá es más fuerte que su papá» pensaba el niño hasta que llegó a su casa. Una vez ahí tiró sus utiles en el sillón y salió corriendo para jugar con el balón al patio, pero su balón no estaba, buscó por todos lados hasta que lo vió sobre el techo «Ya sé, le voy a pedir a mi papá que lo baje» pensó Timmy y entró nuevamente a su casa.
Timmy espió por la puerta entre abierta del cuarto de su padre; allí estaba el hombre sentado al costado de la cama alumbrado por la luz de día que se colaba por la ventana del desordenado dormitorio, su imagén dejaba mucho que desear ya que su ropa estaba sucia y su rostro traspiraba, tenía la espalda encorbada con papeles arrugados en una mano mientrás con la otra mano se limpiaba las lagrimas del rostro, junto a él en la cama había pastillas desparramadas y pilas de ropas sin lavar.
-Ya no aguanto- hablaba el hombre solo mientras encorbaba mas aun su espalda- ya no tengo fuerzas para vivir.
-¡Papá ayudame!- gritó el niño sin escuchar lo que decía su padre- mi pelota está en el techo ¿Puedes bajarla?
El hombre se sorprendió al escuchar el grito de su hijo, de golpe enderezó la espalda y se levantó, sintió como una especie de calor le recorría el cuerpo tonificandole los musculos y recargandole de energía, se cambió de ropa, se secó las lágrimas y se acercó a la puerta del dormitorio.
-¿Cierto pá que tu eres el más fuerte?- le dijo el niño con toda la iusión en los ojos- ¿Me vas a bajar la pelota del techo?
-Claro que si hijo- le respondió el hombre enternecido- por ti soy el hombre más fuerte del mundo.
Fin.
Espero que les haya gustado, hasta la próxima historia.