«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.
Espero que la disfruten:
Día Tres
Unas dulces manos de color verde producían hojas para alimentar a una pequeña oruga, las hojas más suculentas le eran reservadas y cuando el insecto terminaba de ingerirlas estas dulces manos nuevamente le proporcionaba las mejores hojas.
-Toma mi pequeña, disfrútalas mi bebé, que tu destino será muy recordado en tu reino -le decía esa agradable voz y calmaba cualquier tipo de ansiedad que se le presentara, estaba en realidad muy mimada y cuando se saciaba era recostada y adormecida con el aliento mágico de quien la protegía.
Su apetito feroz la hizo engordar tanto hasta un punto en el que su cuerpo le pedía aislarse y transformarse, así lo hizo y tras colgarse del brazo de su protectora se hizo crisálida y con el cuidado y los dulces cantos de esta completó su metamorfosis hasta convertirse en una preciosa mariposa; pero en vez de volar libremente, su protectora decidió aferrarla a sí misma y de repente se transformó en un hermoso vestido; a partir de ese momento no supo más nada de sí misma hasta que despertó escapando del pecho de Juan una mañana en el bosque.
En estos momentos Juan yace encerrado en un profundo sueño y esas imágenes de la oruga ocupaban su cabeza, los recuerdos de la corta vida de la mariposa estaban en él, pero su extraño trance no terminaba con esto.
-Juan, Juan, vamos, vamos.
Una pequeña y suave mano tomaba sus confundidos dedos y lo llevaba corriendo en dirección al sol, el cual impedía ver quien era la que lo arrastraba ante su indecisión de moverse, pero por más que no podía identificar a aquella persona su dulce voz bastaba para que su corazón latiera con fuerza.
-Vamos Juan, a la colina, lejos donde nadie nos vea.
Era un momento tan feliz, tan lleno de un sentimiento que le era tan difícil de identificar, ese recorrido hacia la colina que ensuciaba sus pequeños zapatos, en un día donde el cielo era más que celeste y la brisa los abrazaba cuidándolos, alejándolos de todo para ayudarles a llegar a la cima; le hacía sentir que solo existía la paz en el mundo. Y aquella niña a la cual no podía ver el rostro a causa del inmenso sol lo invitaba a acercarse y a fundirse con ella en un abrazo.
-Juan, dame un beso.
Sus labios se juntaron y sus cuerpos se despegaron del suelo, de la espalda de ella surgieron alas que los sostenían en el aire y con revoloteos de mariposa hacía que cada vez estén más alto en el cielo hasta donde el celeste del aire se volvía azul oscuro y se podían apreciar las estrellas. Pero esto ya no era algo bueno, la brisa cálida ya no los cuidaba y los brazos de ella ya no lo sostenían con la misma fuerza haciéndole sentir el frio de lo que está sobre lo que un simple mortal puede ver desde la tierra.
-Este es el fin, ya no puedo sostenerte más. -dijo ella y de repente lo soltó, dejándole caer indefenso.
-¡No, por favor! –dijo él, pero ya era tarde, su estrepitosa caída era inevitable, era tan veloz su descender que el sonido del viento se convirtió en un murmullo infernal y ya no podía divisar a aquella joven mariposa.
Antes de llegar al suelo simplemente cerró los ojos para esperar su fin y con el impacto sintió como su cuerpo se hundió tres metros bajo tierra; entonces comenzó a escuchar un triste llorar que le obligó a abrir los ojos y desde el fondo del pozo pudo ver a su madre vestida de negro quebrada en lágrimas, luego el lugar se volvió blanco y una cálida luz alumbró su rostro.
…continuará
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