Días de Mariposa 14

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

Día Seis

La mujer estaba sentada en su escritorio, en una mano sostenía unos papeles mientras que con la otra daba pequeños golpecitos a la mesa con su birome, luego de un momento tomó el teléfono.

            -Sí, decíle que pase. -dijo la señora y colgó el teléfono para seguir leyendo aquellos expedientes.

            Lentamente y con vergüenza una joven abrió la puerta de la oficina.

            -Pasá ¿Sos Valentina Rodríguez no?

            -Buenos días, si así es.

            -Bienvenida al cuerpo de enfermería de este Hospital.- en un instante se levantó- Acompañáme.

            La mujer se paró y salió caminando a una velocidad considerable, la joven quien tardó en reaccionar, fue tras ella hacia el sector de los dormitorios tratando de seguir su ritmo.

            -Vos vas a empezar a trabajar en este sector, de este lado tenés enfermeros, de este también, mirá este chico -golpeó la ventana del dormitorio de Juan quien estaba abrazado a su frasco -llegó hoy con un estado de ira pero ya se calmó ¿Lindo chico no? Lástima que no esté bien de la cabeza; bueno en fin, al fondo tenés el baño. -giró sobre sus pasos y se dirigió a su oficina caminando a gran velocidad -cualquier duda que tengas ahí tenés un teléfono, preguntá por la Doctora Roxana Medina y voy a venir a ayudarte.

            La muchacha nuevamente quedó paralizada en su lugar con la palabra en la boca, viendo esta vez como la Doctora cerraba la puerta de su consultorio desde lejos; esperó un momento y tomó el teléfono que estaba en la pared.

            -Hola, necesito hablar con la Doctora Roxana Medina. Hola Doctora, quería hacerle unas preguntas, es que, es que me quedaron algunas dudas…

            Con la mirada entristecida, estando acostado, Juan observaba hacia su costado a la mariposa que se posaba en un tallo de la flor, privada de su esperanzasentro del frasco, lentamente y con elegancia movía sus alas absorbiendo la cálida luz del sol que se filtraba entre las cortinas de la habitación. ”Me quedan pocos días de vida, si tan solo tuviera fuerza para escapar o al menos algo filoso para cortarme las venas” pensaba Juan perdiendo las esperanzas.

            La puerta se abrió y una joven enfermera ingresó a la habitación con la bandeja del almuerzo en sus manos, acercó una silla y se sentó junto a él.

            -Bueno días señor Juan Cortés, es hora del almuerzo -dijo la muchacha e intentó acercar la cuchara a la boca de Juan pero el moviendo su cabeza se negó a comer, luego señaló unas flores que estaban sobre la mesa en un hermoso jarroncito blanco.

            -Bueno, yo le paso las flores pero después va a almorzar.

            Al tomar la flor juan primero la olió luego comenzó a comérsela entonces la enfermera se la quitó.

            -¡No! -le dijo la muchacha como si fuera un niño pequeño -este es su almuerzo.

…continuará.

(Cuentos del mundo) Brasil: La leyenda del demonio de la motosierra y la promesa de la madre tierra

Los niños jugaban en el árido lugar con una pelota de trapo que cada vez que era pateada levantaba un vendaval de polvo, mientras, sentadas sobre unas piedras, las viejas los vigilaban en la calurosa tarde hasta que se ocultara el sol; se repartían entre ellas un cuenco con pequeñas cantidades de agua que les servía para sobrevivir y les reservaban un poco a los chicos para que tomaran una vez que estos terminaran de jugar y sea la hora de refugiarse de la helada noche.

-Ya es hora de entrar en la cueva- avisó el anciano cacique mientras el sol se iba dirigiendo hacia el horizonte para darle paso a su amiga la luna.

Los pequeños junto con las mujeres entraron a la cueva y en ronda se sentaron al rededor de una fogata en donde se calentaban cubriéndose el cuerpo entero con viejas pieles; el anciano cacique, sin mirar al resto de la tribu, de rodillas rezaba en una esquina de la cueva a un pequeño altar de piedras en donde tenia una pequeña planta seca.

– Es momento de contar la leyenda- le dijo una mujer acercándose al anciano que rezaba.

-Si, si- respondió el anciano no sin antes arrodillarse dos veces mas al frente de la planta seca.

El hombre mayor se acercó a la ronda ayudado de la mujer y se sentó con los demás, se limpió con la mano su rojiza y arrugada frente que se había ensuciado con polvo cuando rezaba y después empezó a hablar.

 -Antes, hace mucho tiempo, este lugar estaba cubierto de miles de arboles, cientos de animales vivían aquí, y un gran río recorría toda la región proveyendo de peces y de vida a miles de nuestros antepasados.

Los niños lo escuchaban sin hablar, mientras el fuego hacia sonar las pequeñas ramas consumiéndose al darles calor, el aciano continuó.

-Eramos felices, pero un día llegó el demonio de fuego de la motosierra, y segado por la ambición dejó que las llamas se esparcieran por todo el lugar. Cientos de animales y plantas perecieron, y con el tiempo, la región se volvió árida y los arboles polvo, nada más creció aquí y esto hizo que ya no haya animales- el anciano hizo una pausa por culpa de una tos crónica que lo acosaba, luego continuó- no solo animales, también hombres, y de todos los rincones donde se haya sabido que hubiera humanos a causa del aire que se volvió humo ya no pudieron vivir como lo hicieron una vez.

los niños lo miraban con una mezcla de terror y de asombro, porque al conocer la historia sabían que faltaba algo mas

-Pero no todo estaba perdido-dijo el anciano- la humanidad clamó , el demonio de la motosierra pereció consumido por su propio odio y la madre tierra luego de muchos años parió esa pequeña planta que ven ahí- el viejo señaló el altar donde antes estuvo rezando- nosotros debemos cuidarla asi como lo hizo mi padre, y el padre de mi padre; porque algún día la madre tierra hará que crezca, y todo volverá a ser como antes.

Los niños miraron la planta seca que estaba en el altar, de repente uno de los niños comenzó a gritar, y las mujeres abrazándose rompieron en llanto; el día prometido por la madre tierra había llegado, de una de las ramas secas vieron aparecer una hermosa flor, la primera flor que la tierra conoció en años.

Espero que les haya gustado, este cuento esta inspirado en los sucesos por todos conocidos que afectan al Amazonas en Brasil, ojalá aprendamos algo de esto.

Días de Mariposa 13

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

– ¡¿Qué?! … ¿Que te ofendo? -las venas de los brazos de Juan se le saltaban como si estuvieran por explotar y apretó con tanta fuerza la mesa que comenzó a machucarla -¡Muy enamorado eh! ¡No me hagás reír!

La mirada de Juan comenzaba a turbarse y sus músculos se tensaron como nunca antes. Le enfurecía el hecho de que sus amigos  encontraran el amor tan fácilmente, él lo necesitaba mucho más que cualquiera, su vida dependía de ello; sin embargo éste se le negaba, era una injusticia para él, como una mala jugada del destino.

Con furia alzo la mesa y la tiró hacia la pared, luego tomó de la camisa a Martín y le hizo caer al suelo para después posarse sobre él y apretarle fuertemente el cuello.

-Juan calmáte ¡soltáme por favor! -con la voz apagándosele apenas esbozó Martín.

-¡Muy enamorado he!

Poco a poco Martín oponía menos resistencia, se estaba entregando a su triste final en manos de aquel monstruo irreconocible, ante un amigo al que quería más que a un hermano.

Los ruidos alertaron a los enfermeros, quienes entraron  al cuarto y sujetaron a  Juan con fuerza antes de que acabe con la vida de Martín que desconcertado quedó en el suelo tosiendo. Juan seguía sin reaccionar, estaba poseído por una furia animal.

-Debemos trasladarlo al cuarto especial y calmarlo -le dijo el doctor a los enfermeros, quienes lo llevaron a un dormitorio en donde tenían una cama con amarras a la cual lo sujetaron tras muchos forcejeos con el paciente.

  -¿Qué fue lo que pasó doctor? -preguntó su madre muy preocupada al llegar al hospital con el frasco en la mano, así como se lo había pedido su pequeño bebe.

-Lo tuvimos que llevar a un cuarto especial en donde lo hemos sujetado con amarras a una cama, tuvo un ataque de ira y atacó a un muchacho que vino a visitarlo, cuando llegamos estaba apretando su cuello hasta casi dejarlo inconsciente.

-¡Oh Dios! -dijo muy asustada la madre de Juan llevándose la mano al pecho.

-Nada parece tranquilizarlo, tal vez si usted le habla pueda volver en si -le dijo el doctor y la acompañó a donde estaba Juan.

La entristecida mujer entró al cuarto y mayor aun fue su desconsuelo al ver las muñecas de Juan amorotonadas de tanto forcejear, también vio sus ojos perdidos, ojos que se habían teñido completamente de negro sin explicación alguna; y escuchó sus tenebrosos sus gritos, parecía poseído por algún espíritu inmundo. Pero nada de estas cosas es demasiado para el corazón de una madre, que juntando fuerzas se acercó y puso su cálida mano en la frente de su pequeño hijo, así como nunca ella dejó de verlo a él, su pequeño niño que poco a poco fue calmándose gracias a su intervención.

-Calma hijo, calma que acá está mamá.

  -Mamá, mamá ¿me trajiste mi mariposa? ¿Me trajiste mi mariposa?

-Si mi bebé -la señora le entregó el frasco con el insecto alado dentro, la flor ya estaba marchita pero la mariposa aún seguía con vida      -acá te traje tu mascotita.

-No es mi mascotita, es mi corazón; y si no la cuido algo malo me va a pasar.

De los ojos de la mujer comenzaron a brotar lágrimas, creía que su hijo estaba perdiendo la cordura, lo desató y Juan abrazó el frasco entre las caricias de su madre que habían logrado calmarlo, luego de unos minutos el doctor la llamó por la ventanilla detrás de la puerta.

-Lo siento señora, pero su hijo deberá quedarse internado en observación.

-Sí, si está bien -le dijo la mujer entre lágrimas -está desvariando, ayúdelo a que vuelva a ser el que era por favor.

Desde la ventanilla se lo podía ver a Juan sentado sobre la cama abrazando al frasco de la mariposa, mirando de un lado a otro, protegiéndolo de que nada le pase; así fue que pasó el día cinco.

…continuará.

Días de Mariposa 12

Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

Día Cinco

Se sentó en la cama y se sacó el suero sin pensar demasiado ante la vista de los demás pacientes y aprovechando que la enfermera no estaba presente, sintió escalofríos en todo el cuerpo y sus músculos se fortalecieron nuevamente en un instante. El sol había pasado por su ventana como un pájaro sin que él, estando inmóvil, pudiera hacer algo para detenerlo, se tapó la cara con las dos manos y luego se rascó la cabeza fuertemente varias veces quedando así despeinado, se levantó y caminando con urgencia fue hasta la puerta principal, su madre estaba tardando mucho y esto no era buena señal. Cuando estuvo cerca de agarrar el picaporte este se giró y alguien entró al cuarto.

-¡Juan qué bueno que estés bien! Ya te levantaste -era Martín quien con un abrazo lo saludaba -nos tenías a todos muy preocupados. ¿Cómo te sentís che?

-Muy, muy confundido -respondió Juan. En lo profundo de su ser sintió una fuerte necesidad de contarle a alguien lo que le había sucedido, aunque lo más probable era que nadie le creyera, lentamente volvieron a la cama de Juan y se sentaron uno al lado del otro -Martín, tengo que contarte algo, te parecerá muy loco, pero…

-Yo también tengo que contarte algo que te parecerá muy loco -lo interrumpió Martín -y vos vas a ser el primero en saberlo.

-Ha ver, decime. -dijo Juan suspirando con desgano.

-Me voy a casar.

-¡¿Qué?! ¿Con quién? -preguntó Juan sorprendido; de sus amigos, a excepción de él mismo, Martín era el más reacio a los compromisos.

-Con Alicia, seguro que no sabés quien es, es la chica que conocí en el baile de la primavera.

-Pero si apenas la conocés.

-Sí, pero pareciera que nacimos el uno para el otro, pensamos igual, nos gustan las mismas cosas y hay una química inmensa como no tuve nunca con ninguna mujer.

Juan quedó pensando sorprendido ante la mirada de un paciente que reía al escuchar lo que decía su amigo.

-¡Pero por favor! ¡¿Que estupidez me estás diciendo?! -le dijo Juan crujiendo los dientes por la ira -ha de ser una estafadora, tal vez tenga un plan para engañarte y hacerte daño.

-¡¿Qué decís Juan?! Con la miseria económica en la que vivo, es más probable que yo le quite algo a ella antes que ella a mi-la habló Martín sonriente, luego volvió a hablar con seriedad- yo la amo y ella me ama, no tengo dudas -le respondió Martín defendiendo su decisión.

Juan se levantó de la cama, caminó un poco y dándole la espalda se recostó con las dos manos en una mesa que estaba en el cuarto.

-¿Estás seguro? ¿No estará embarazada y trata de que la mantengas? -moviendo los ojos de un lado al otro le dijo Juan.

-Me ofendés diciéndome esas cosas Juan, lo que sentimos nosotros es amor verdadero, parece que estoy muy enamorado para decir estas cursilerías -mirando el suelo con el rostro sonrojado le contestó Martín.

Juan volvió a mirar a aquel paciente que sonriente le hacía señas mofandose de la sinceridad de su amigo.

…continuará.

Días de Mariposa 11

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

Día Cuatro

-Oh Juancito querido, mi bebé al fin despertaste -entre lágrimas la mujer lo abrazó.

-¿Mamá que me pasó? ¿Dónde estoy?

-Mi bebé estas en el hospital, pasaste dos días en coma profundo, estaba muy asustada, pensé que te perdía -muy emocionada la mujer le contestó abrazándole fuertemente. -No sé en qué andabas pero el doctor me dijo que fue a causa del alcohol, tu cuerpo ya no lo tolera y eso casi te lleva a la muerte.

            Frunciendo el ceño, aun confundido recordó a la mariposa, la había dejado en su dormitorio junto a su cama, el tiempo pasaba ante sus ojos y le aterraba pensar que pudiera pasarle algo al insecto.

-Mamá necesito pedirte algo muy importante, en mi cuarto hay un frasco con una mariposa, debes traérmelo urgente, por favor -con los ojos enrojecidos y la voz nerviosa le dijo él.

-Pero, pero -Juan le tomó la mano y la miró fijamente respirando entrecortadamente -…está bien, en un rato estoy devuelta con tu bichito.

-Cuidá que nada le pase a la mariposa -dijo Juan al instante que su madre se alejaba de la cama donde se encontraba postrado y se acercaba a la puerta principal para cerrarla lentamente tras de sí.

Juan miró hacia sus costados preguntándose confundido en donde se encontraba, era una habitación bastante grande en donde habían otras camas con otras personas allí, era la sala de emergencias de un hospital. “¡Pero mi padre paga un buen seguro médico ¿Por qué tengo que compartir la habitación con esta gente?!” se preguntó ofuscado creyendo que por algún motivo especial el se merecía algo mejor, según el mismo claro. Luego recordó su necesidad de buscar el amor que lo salve de su maldición, observó las demás camas y las personas que se encuentran allí, era una buena cantidad de hombres que el motivo más probable de su estadía en dicho nosocomio se debía a una vida desordenada rodeando al bendito alcohol, aquel que quita e impone las penas.

“Ninguna mujer bonita, va tampoco feíta” pensó Juan decepcionado, en la cama que estaba junto a él había un hombre de unos 50 años que no paraba de mirarlo, Juan primero lo ignoró, pero después se le hizo difícil seguir haciéndolo; su mirada era constante y no era agresiva, es más, parecía estar atraído por la belleza de nuestro joven héroe de las fiestas nocturnas. Juan lo miró también, frunciendo el seño y pensativo “me dijo que busque el amor, pero no contempló el sexo” se dijo para sus adentros luego sacudió su cabeza reprochándose a si mismo por haber pensado algo así.

-¡Que tanto me miras así!- le dijo Juan mostrando masculinidad.

-Hay, pero no es para que te enojes así, papi- le respondió el hombre con gestos amanerados y sonrisa burlona.

…continuará.

El Tesoro del Rey (parte 2)


Todo era tinieblas en la tierra, el comandante volaba bajo, cansado de tanto buscar y nada encontrar. Esta vez las nubes no se disiparon y el sol que tanto quería para su consuelo no aparecía ante su ojo, aquella gran bola de fuego brillante que en otros tiempos habría sido un adorno más en sus estancias privilegiadas en su actualidad era lo más hermoso que existía en la extensa oscuridad en donde estaba prisionero junto a los demás seres derrotados; el hecho de haber podido tocar al sol lo llenaba de orgullo, con esta excusa él más adelante diría que la estrella era de su pertenencia.

Pasados varios años de búsqueda, al fin pudo encontrar un hueco de luz entre las nubes, era su preciada lumbrera que posaba sobre un hermoso bosque, un bosque único y lleno de vida, había encontrado algo inesperado en aquel sombrío lugar, un paraíso rodeado de la nada del desierto que imperaba. “¿Qué es esto?” pensó extrañado. Luego con una sonrisa en la boca, se percató: “¡Es el tesoro del rey, y está aquí en este inmundo lugar!”. Así fue que dio la vuelta y fue a buscar a su ejército para saquear el lugar.

Se sentó en una colina y de un gran grito llamó a sus soldados pero nadie apareció, ellos no querían salir ante un líder que los había decepcionado como también los había condenado para toda la eternidad. Entonces él se levantó y empezó a recoger piedras que había encontrado en esos largos años de recorrer la tierra vacía y las fue juntando en aquella colina, luego con sus manos destruidas, manos que antes eran hermosas, comenzó a trabajarlas hasta convertirlas en bellos materiales muy similares a los que se encontraban en el gran palacio; esto comenzó a llamar la atención de algunos, él aún no había perdido su talento de transformar las cosas simples en espectaculares, uno de sus grandes talentos.

Tras haber trabajado las piedras y convertirlas en materiales especiales comenzó a unirlas y apilarlas, hasta que por fin terminó por crear un altar como aquellos que solo se encontraban en los aposentos del rey, “quien necesita estar en el reino, si puede crear el suyo propio” pensaba “puedo crear un reino mil veces mejor que aquel”. Esto fascinó a su ejército que se acercó al altar muy entusiasmado, esto era mínimamente parecido a la gloria que supieron conocer en el pasado, entonces esperaron a que él hablase.

Parado frente a su ejército, el comandante contó lo que había encontrado y comentó su plan arengando a su gente pero ellos seguían escondidos entre las rocas, temerosos.

-¡No queremos! –gritaron. – ¡Tenemos miedo de las represalias del rey!

El comandante enojado habló a gran voz, se daba cuenta que ya no le tenían el respeto ni la confianza de ayer; estaba obligado a realizar un acto majestuoso para convencerlos nuevamente.

-¡Está bien! ¡Iré yo solo! –dijo irritado. -¡Y verán que robaré el tesoro del rey y se los traeré! ¡Miles vendrán tras de mí! ¡Nuestro ejército será aún más fuerte que en nuestra antigua gloria, y ustedes formarán parte de él!

Desde sus escondites, expectantes, observaban al comandante camuflarse e infiltrarse en el bosque; su batallón lo esperaría añorando victoriosos resultados.

Fin.