«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.
Espero que la disfruten:
Día Seis
La mujer estaba sentada en su escritorio, en una mano sostenía unos papeles mientras que con la otra daba pequeños golpecitos a la mesa con su birome, luego de un momento tomó el teléfono.
-Sí, decíle que pase. -dijo la señora y colgó el teléfono para seguir leyendo aquellos expedientes.
Lentamente y con vergüenza una joven abrió la puerta de la oficina.
-Pasá ¿Sos Valentina Rodríguez no?
-Buenos días, si así es.
-Bienvenida al cuerpo de enfermería de este Hospital.- en un instante se levantó- Acompañáme.
La mujer se paró y salió caminando a una velocidad considerable, la joven quien tardó en reaccionar, fue tras ella hacia el sector de los dormitorios tratando de seguir su ritmo.
-Vos vas a empezar a trabajar en este sector, de este lado tenés enfermeros, de este también, mirá este chico -golpeó la ventana del dormitorio de Juan quien estaba abrazado a su frasco -llegó hoy con un estado de ira pero ya se calmó ¿Lindo chico no? Lástima que no esté bien de la cabeza; bueno en fin, al fondo tenés el baño. -giró sobre sus pasos y se dirigió a su oficina caminando a gran velocidad -cualquier duda que tengas ahí tenés un teléfono, preguntá por la Doctora Roxana Medina y voy a venir a ayudarte.
La muchacha nuevamente quedó paralizada en su lugar con la palabra en la boca, viendo esta vez como la Doctora cerraba la puerta de su consultorio desde lejos; esperó un momento y tomó el teléfono que estaba en la pared.
-Hola, necesito hablar con la Doctora Roxana Medina. Hola Doctora, quería hacerle unas preguntas, es que, es que me quedaron algunas dudas…
Con la mirada entristecida, estando acostado, Juan observaba hacia su costado a la mariposa que se posaba en un tallo de la flor, privada de su esperanzasentro del frasco, lentamente y con elegancia movía sus alas absorbiendo la cálida luz del sol que se filtraba entre las cortinas de la habitación. ”Me quedan pocos días de vida, si tan solo tuviera fuerza para escapar o al menos algo filoso para cortarme las venas” pensaba Juan perdiendo las esperanzas.
La puerta se abrió y una joven enfermera ingresó a la habitación con la bandeja del almuerzo en sus manos, acercó una silla y se sentó junto a él.
-Bueno días señor Juan Cortés, es hora del almuerzo -dijo la muchacha e intentó acercar la cuchara a la boca de Juan pero el moviendo su cabeza se negó a comer, luego señaló unas flores que estaban sobre la mesa en un hermoso jarroncito blanco.
-Bueno, yo le paso las flores pero después va a almorzar.
Al tomar la flor juan primero la olió luego comenzó a comérsela entonces la enfermera se la quitó.
-¡No! -le dijo la muchacha como si fuera un niño pequeño -este es su almuerzo.
…continuará.
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