«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.
Espero que la disfruten:
Día Ocho
Era una bella mañana en la ciudad, se podía ver a las familias caminar en el parque situado frente al hospital y a los niños jugando en las hamacas. También se podía ver a los perros corretear a las palomas que se juntaban a comer las migas que los paseantes les arrojaban, entonces éstas volaban aprovechando la libertad de la que contaban, no así la mariposa de Juan que permanecía encerrada en el interior del frasco golpeándose las alas contra sus bordes intentando escapar.
-Ya te liberaré, mariposa -le decía Juan –en el momento en que Valentina me responda, pase lo que pase, te dejaré ir.
Juan esperaba ansioso la respuesta que aquélla bella joven le daría a la hora del almuerzo, pero algo no estaba bien. De repente, la mariposa cesó en sus intentos por escapar al sentirse sin fuerzas, y lentamente y en círculos descendió a la base del frasco. El insecto presentía que algo malo estaba sucediendo, esa es la intuición del corazón.
Ya a la hora del almuerzo, Juan esperaba en su habitación con las manos cruzadas, muy nervioso, haciendo girar sus pulgares; cuando de repente la puerta se abrió y para desilusión de sus ojos nuevamente, era otra persona quien traía la comida.
-¿Y Valentina? ¿Por qué no vino?
-¿Te referís a Valentina Rodríguez? Ella todavía está a prueba porque recién empieza como enfermera, lo más probable es que la hayan trasladado a otro hospital.
El mundo de ilusiones que había creado en su mente se volvió confuso y gris. En ese momento giró su vista hacia el frasco y percató que la mariposa ya no volaba. La profunda tristeza que se había apoderado de él los días anteriores volvía a su persona.
-No voy a comer -le dijo Juan a la enfermera -de qué sirve que coma alguien que va a morir. Me gustaría hablar con mi madre, si la pueden llamar.
Así fue que en el transcurso de la tarde su madre se hizo presente muy angustiada al enterarse por boca de las enfermeras que su hijo se rendía poco a poco a la muerte.
-¡Mi hijo! ¡Cómo podés decir tal barbaridad! Si los médicos dicen que estás sano.
-Es que ¡mamá! ¡Mira a la mariposa, ya no vuela!
-¡Basta ya! Dejáte de joder con ese bicho de porquería -le interrumpió su madre enojada, cansada ya de aquéllos desvaríos que solo le causaban dolor a su corazón -¿No ves que solo es un bichito que no hace nada? Ni bueno ni malo, solo sufre porque lo tenés encerrado.
-Mamá, tenés que averiguar qué paso con la enfermera Valentina Rodríguez; y si no la encontrás, hacé todo lo posible para sacarme de acá, así paso los últimos días de mi vida en casa.
-Parece que no me has escuchado ¿Qué te pasó mi niño que quedaste así? -le dijo su madre entre lágrimas.
La madre se retiró de la habitación y cumplió con lo que Juan le había pedido. Intentó averiguar qué había pasado con la enfermera pero nadie le dio una respuesta. También habló con los médicos para ver si había alguna posibilidad de que le dieran el alta ya que se le veía mejor.
-Lo siento señora -le respondió el médico –sé que sus intenciones son buenas, pero ante las declaraciones de su hijo, lo mejor es que esté vigilado porque podría intentar suicidarse.
-¡Ay no! -dijo la señora cubriéndose la boca con la mano.
-Aquí va a estar más seguro, lo mejor es que se quede unos días más en el hospital.
…continuará.