«Los niños del Futuro» es una historia que escribí en mi adolescencia y que años después la mejoré para que su lectura sea más agradable. Juego de niños…
La voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.
Espero que la disfruten:
Problemas entre jugadores y barras
-Hola ma- dijo el rata mientras entraba corriendo a su casa.
-Hola mi nene- le respondió su madre tapándose el rostro para que no la viese llorar.
El pequeño se dirigió directamente hacía donde estaba la cama de sus padres, se agachó ante ella y de debajo de esta sacó una caja de zapatillas de cartón, mirando hacia atrás de reojo espiaba que su madre no lo viese, y para esto era necesario que lo haga con rapidez.
“Acá tiene que estar el juguete de papá” pensó, pero cuando estuvo a punto de abrirla escuchó unos pasos que le obligaron a detenerse.
-¿A dónde estabas? ¡Te dije que te quedaras en la casa!- gritó llorosamente la madre.
-Tengo que hacerlo mamá, es para nuestro bien.
-¡No digas eso, sabes bien que estas son cosas de tu padre! ¡No te involucres con lo que él hace!
El rata dejó la caja y se escondió tras un pequeño armario, al otro lado del cuarto. Tratando de hacer el máximo silencio, escuchó como su hermano quitaba la caja de debajo de la cama para poner algo adentro y volver a guardarla, luego se marchaba nuevamente para seguir hablando con su madre. “Es mi oportunidad, mañana le tengo que dar el juguete de papá a la pulga” pensó el niño, con las pulsaciones a mil se acercó a la caja, sacó el pesado fierro del padre y lo envolvió en una remera; pensó en salir hacia donde estaba su hermano y su madre pero se detuvo para escuchar la conversación.
-¿Qué no me involucre? ¡¿Porque decís esas pelotudeses y no aceptas las cosas como son?!
-Es que, ¿Qué va a hacer de tu hermanito si se entera?
El rata comenzó a escuchar muchos pasos afuera de la casa de hombres rodeándola, eran policías y estaban dispuestos a entrar; por más que quisiera escuchar que era lo que le ocultaba su madre, al tener él el juguete de su papá y de estar decidido a dársela a la pulga, le hacía poco conveniente que siguiera estando ahí. Pateó una madera podrida con cuidado y se dispuso a salir por ese lugar, mientras su familia seguía hablando y los policías se acercaban a la puerta para tumbarla.
-Mamá sabes bien que papá cayó preso con sangre en sus manos y yo tengo que hacerme cargo de nosotros.
Ni bien el adolescente terminó de decir eso, varios hombres uniformados entraron tras haber tumbado la frágil puerta y redujeron al joven tanto como a su madre. Unos segundos antes, el rata ya se había ido del lugar, no llegó a oír lo que dijo su hermano, aunque si oyó los golpes de los policías mientras escapaba corriendo del lugar.
Continuará…
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