Que maraña, encontrarse con uno mismo, y que la maraña te encuentre solo en tu casa, sentado, con el control en la mano, ingiriendo infodemia.
La maraña olía mi transpiración fria, ella venía colandose por las paredes, sabía de mi angustia y yo sabía que ella estaba ahí.
Mientras cambiaba de canal a canal ella despacito me tocaba el hombro, «aquí estoy» me susurraba al oído y yo hacía que no la veía, hasta que la confrontación era inevitable.
-¡Vete! ¡Déjame en paz! – le grité al darme vuelta – ¿quieres pelea? ¡Te la daré!
La maraña, se retrajo cual covarde es, y se fue alejando lentamente cuchicheando anda a saber que, hasta desaparecer.
Yo por mi parte, me puse el barbijo, tomé el control del televisor y seguí consumiendo mi deliciosa infodemia, hasta el próximo enfrentamiento con la maraña.
Fin.
Espero que les haya gustado el relato, tengo mucho por escribir y publicar, pero estos tiempos extraños hace que se me dificulte, además tengo que estar atento para enfrentarme a la maraña je je je.