-Bueno director, envíe las pastillas- dijo la conductora y sobre los invitados, a través de una cañería, venían rebotando unas pastillas que cayeron una por plato de cada invitado, y tras bailar en las curvas de la porcelana, se detuvieron en el centro.
Era la pastilla de «rendimiento», un invento argentino que había reemplazado a la comida tradicional, cosa rara ya que en el país había muchas vacas y también había grandes zonas de cultivo que podían alimentar a millones de personas, sin embargo no había nada como la pastilla de la rendimiento, para tener al pueblo mas eficiente.
-Empecemos a comer- Dijo la conductora, y desde los platos de los invitados se proyectaban hologramas con imágenes de antiguas comidas, como fideos con salsas o alguna carne asada, a lo que los comensales solo observaban sin interactuar, el robot comenzó a preguntar-¿Y digame, señor Henry Fort, a que se dedica?
-Soy científico- respondió.
-Ah, que bueno, y digame ¿En qué proyectos trabaja?- volvió a preguntar la conductora.
-Es secreto- respondió Henry Fort.
-Ah, que bueno- dijo la conductora- es bueno que haya secretos, además me pregunto ¿Para qué la gente querría saber tanto no? ¿Y usted que opina señor Like Dislike?
El señor Like Dislike puso una laptop en la mesa y la encendió, en la pantalla de esta había dos iconos, una era un símbolo de «me gusta» con un pulgar hacia arriba, lo otra de «no me gusta» con un pulgar hacia abajo; la computadora estaba conectada al internet nacional, en donde la gente votaba si algo le gustaba o no, y tras apretar un botón se veían los resultados de que opinaba la gente; el icono de Like se encendió, miles de personas eligieron esta opción, en cuanto al dislike tuvo cero votos.
El señor Like Dislike miró hacia la cámara y sonriendo levantó el pulgar respondiendo a la consulta de la conductora.
-El pueblo no se equivoca- dijo la conductora- yo lo se, porque camino por la calle y hablo con mucha gente cuando voy al mercado a comprar la comida.
El científico la miró de arriba a abajo, sobretodo miró a sus ruedas mecánicas, pero disimuló, y con una sonrisa asintió con la cabeza.
-General Minela, siempre es un gusto tenerlo en nuestro programa- dijo la conductora.
El General Minela nuevamente miró fijo a la cámara, mientras esta se acercaba haciéndole un primer plano, sin demostrar gesto alguno, con los ojos enfocados como aquel francotirador que siempre está preparado a disparar.
…continuará.