Los olvidados del monte

-¿Porqué llora tanto ese bebé?- le decía el Pedro a la Juana mientrás revisaba el filo de su hacha- y bue, sigo con lo mio.

El lánguido hombre se levantó del tronco en el que estaba sentado tambaleando por la borrachera y comenzó a hachar un árbol de quebracho. Junto a otros hombres que hachaban sin parar, llenaban el aire de una melodía del corte constante en la madera, y junto con esta, un humillo rojizo del aserrín mezclado con el tanino llenaba el lugar.

La mujer carraspeó y escupió a un costado una mezcla de tabaco con la mugre, atrayendo al niño hacia si intentaba amamantar con el pecho seco al pequeño. El niño no paraba de llorar, entonces la madre lo mecía y le daba golpecitos en la espalda para que se calmara.

-¡Abajo!- gritó uno de los hacheros y un árbol gigante cayó como un saldado muerto en el monte.

La mujer tapó los oídos de su bebé para que no escuchara el estruendoso ruido y no se asustara, pero el sonido había llegado a él, ya era tarde.

Los pájaros escapaban atemorizados, con la caída de los arboles de quebracho venía el envejecimiento de los olvidados. y Sin poder hacer nada, la mujer se volvía anciana y el niño se hacia hombre. Escuálido este niño hecho hombre se sentaba en un tronco y le daba un sorbo a una caña amarga hasta emborracharse, sin levantar la mirada le daba un trago largo tras otro, hasta que una mano seca de tanto hachar y hachar el monte ajeno le tocaba la cabeza. Esta mano era de su ya anciano padre, que venía a traerle el hacha para que él continuara cortando en el frondoso monte.

-¡Abajo!- grito otro hombre, y asi caía otro gran quebracho envejeciendo a este niño hecho hombre.

Así era la vida de los olvidados de la historia en las tierras de la Forestal.

Fin.

El maestro de la música popular argentina Horacio Guaraní cantándole a las historias de «La Forestal»

Poema del despedido

Su grito fue tan fuerte que perdió la voz

Aun así nadie lo escuchó

Era el grito del que no tiene habla

Que en el silencio encuentra la calma

Después de contar lo que nunca contó.

¿Cuanto puede aguantar un afligido corazón?

La mentira, la soberbia y el sin razón

¿Cuanto uno puede masticar la bronca?

hasta que los dientes se rompan

Al ver la injusticia en su máxima expresión.

¿y cual es? ¿De que va?

si todo está mal.

¿Cual es la diferencia

que atormenta a tu conciencia?

Si igual te van a culpar.

Cuando mucho te haz esforzado

Y la sima haz acariciado

en los tiempos de paz

y cuando estos no van mas

Tu eres el hombre malvado.

Así son las cosas mi hermano

Así tratan al humano

cuando te quieren echar

te conviertes en el mal

de lo que otro a sumado.

Empoderar el alma es lo que queda

Ante el difícil problema

De quedar sin trabajo

Cuando le importó un carajo

Al que portó tu bandera.

Así voy terminando el poema

Gritandolo de todas maneras

Preguntando a Dios

¿Porqué no respondió?

A lo que mi alma revela.

Él no me defendió

Y no fue esperanzador

El que no me despidieran

Sucedió de todas maneras

La desdicha del trabajador.

FIN!!!

Poema a la niña

Caminando en la madrugada

Tras una noche, no tan calmada

Veo las silenciosas casas

En mi solitario caminar

Y después de tanto andar

Me pregunto ¿Podría entrar?

Ser una hormiga y no molestar

Dormir en el patio o en la cama

De la pequeña dama

Que tuvo que viajar…

No tengo a donde volver

Tal vez podría querer

La señora de la casa

Dejarme entrar y protegerme

No tendrá que quererme

Tampoco tendría que verme

O en sus brazos tenerme

Debo encontrar la calma

Sanarme un poco el alma

Y evitar para siempre perderme…

Ha pasado tanto tiempo

Lo veo en el espejo, no miento

Es ahora grande mi casa

He cambiado la sabana

De la cama, debajo de la ventana

Del cuarto que da a la entrada

Y he esperado esta mañana

Verme a mí misma andando en la calle

Pequeña niña, ya no desmayes

En este hogar podrás ser amada.

Fin!!!

Que tengan todos un excelente fin de semana