Victimario capitulo 1

«Todos somos inocentes, todos somos culpables»

Introducción:

Tengo un amigo, el está en mi cabeza hace años, se trenzan sus aventuras siempre entre mis historias, esperando, esperando, esperando el día que lo haga leyenda.

Hasta hoy no le había dado su espacio por que sé que él me acompañará por muchos de mis días, así que tranquilo, despacito, a partir de hoy de tanto en tanto lo voy a dejar salir; no espero que lo entiendan, mas si espero que lo disfruten.

Victimario capitulo 1:

Entre rayos y tormentas unos ángeles salieron de entre las nubes tocando trompetas, anunciaban algo, anunciaban el programa numero 1 millón en televisión de lo que fue alguna vez el territorio argentino, andá a saber cuando y andá a saber después de que evento. Este programa se llamaba «Tomando la pastilla con M14THA L3GR4ND.»

Los ángeles se alejaron tras las nubes, y de estas bajaron unas escaleras mecánicas en donde venía bajando la presentadora del programa; el mecanismo de la escalera era en verdad ruidoso, pero el televidente no lo sabía, ya que la música de trompetas era lo que recibía, mientras que los presentes si lo pervivían, cosa que solía ser bastante incomodo.

Los aplausos se activaban automáticamente, y así también automáticamente M14THA L3GR4ND saludaba y en movimientos toscos tiraba besos hacía los lados mientras dibujaba una sonrisa en su androide rostro, un androide rostro que era cubierto por una mascara arrugada que simulaba a una elegante mujer de anteriores épocas; pero era solo en su rostro, ya que sus brazos eran evidentemente robots y su torso, lleno de cables y mangueras con líquidos que entraban y salían, también eran evidentemente de robots. No era que importara mucho el que fuera un robot, ya que al televidente no le molestaba demasiado su falta de humanidad, ese un millón de programas era la prueba suficiente de su constante compañía en la mesa de la familia argentina, mesas en la que no podía faltar un televisior, ya que estaba exigido por ley el tener un televisor en la mesa principal de la casa; cosa que pocos sabían, y pocos sabían que había pasado con los pocos que sabían que era una ley perversa.

…Continuará.

La bella sinfonía de los truenos de los mil años

Los guardianes de las inmensas puertas de oro adornadas con cristales se hicieron señas tras ver la impaciencia de los presentes, entonces se dispusieron a tirar las cadenas que abrirían dichas puertas, el gran teatro daba la bienvenida a los millares de seres que desde hace años esperaban el recital con ilusión. Todos conocían el gran talento del compositor, este era en verdad el mejor de la historia de los que se animaron a hacer música hasta el momento, tal era el caso que el reino entero se había puesto de fiesta para la ocasión.

  Desde el más pequeño de los seres hasta los más grandes tomaron sus lugares respetando sus tamaños y sus capacidades para percibir el espectáculo, hablando entre sí de que con que los sorprendería el director de la obra esta vez, se podía ver las filas interminables de asientos; tal era su cantidad, que las filas se perdían a lo lejos y solo se podría ver al último con los ojos especiales que solo le eran otorgados a pocos seres y justamente estos eran los que ocupaban los lugares más alejados. También se encontraban situadas en lugares especiales las cuatro bestias colosales, que ubicados arriba debido a su gran tamaño, observaban junto a todos los seres voladores el lujoso escenario diseñado especialmente por el organizador del evento. De un lado los seres del agua y los de las profundidades del agua, del otro los seres de fuego y los de las profundidades del fuego; conversando entre sí, convirtiendo el sonido del ambiente en vientos armoniosos; no tenían contiendas entre ellos ya que el amor y la amistad los unían. Los pequeños juntos en millares en lugares pequeños como así los enormes que a su vez tenían seres más pequeños sobre sí esperaban con gran curiosidad, hablando, riendo, señalando las características únicas del lugar y con gran admiración, que se dé comienzo el show….

Extracto del cuento «La bella sinfonía de los truenos de los mil años» el cual pertenece exclusivamente al compilado de cuentos llamado «Cuentos fuera del tiempo»

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El asesinato del Padre Ignacio

El sacerdote Ignacio saludaba a los fieles que se despedían cuando terminó la misa. Las señoras habitué del halago sin fin se acercaban al cura para ganar puntos en su competencia por «la más come velas» del pueblo y mientras él les saludaba, observaba con el rabillo del ojo a un hombre terriblemente desalineado que estaba sentado al fondo del espacioso templo, esta persona de traje marrón sucio y apestando a alcohol, sujetaba fuertemente su portafolios y no le quitaba la mirada de encima.

Cuando finalmente se retiró del lugar la mayoría de los creyentes, este hombre se le acercó.

-Padre, necesito confesarme- le dijo el desconocido, mientras con un pañuelo secaba el sudor de su pálida frente.

-Bien hijo mio- le respondió el sacerdote- espérame en el confesionario para que pueda ayudarte.

El hombre se arrodilló en el confesionario y supo que el sacerdote estaba del otro lado de la ventanilla al escuchar el rechinar de la vieja madera del icónico mueble de caoba rojizo, donde las almas perdidas expulsaban sus secretos. La ventanilla tras la rejilla de madera se abrió y escuchó la voz del santo anciano.

-Bendiciones hijo mio- le dijo el cura- cuéntame que es lo que aqueja a tu alma.

-Bendíceme padre, porque vivo en el pecado- le dijo el apesadumbrado hombre- Mi nombre es Arturo Sánchez; mi última confesión fue, ya no lo recuerdo muy bien, tal vez cuando era niño.

-No te preocupes hijo mio- le dijo el cura mientras reía en sus adentros- ahora estás aquí, dime tus pecados e intercederé con el santo padre para ayudarte.

-Es mi mente padre, me atormenta; está llena de malos pensamientos, llena de odios y de violencia.

-Esta bien hijo, voy a ayudarte- dijo el cura con intención de no alargar demasiado la confesión.

-Espere Padre, aun no he terminado-lo interrumpió el preocupado hombre-me urge hacerlo y tengo que pedirle permiso a usted.

-Si, te escucho hijo mio.

-Necesito que me dé permiso para asesinarlo.

El sacerdote abrió grande los ojos y contuvo la respiración. El hombre continuó.

-Así es, debo matarlo a usted, pero no puedo hacerlo sin su permiso, no podría vivir tranquilo si lo mato sin que usted me deje hacerlo.

El cura temblando intentó abrir la puerta del confesionario, pero la vieja cerradura se había trabado, se dió cuenta que huir cobardemente no era una opción, debía intentar convencer a su asesino confesor de que no cometiera tal pecado.

-Hi… hijo, eso es un pecado muy grave-dijo el sacerdote con la voz temblorosa- y más asesinando a un representante directo de Dios en la tierra ¿Te imaginas cuan grande es esa falta ante los ojos del altísimo?

-Lo sé, lo sé, y eso me duele; pero mi mente está tan llena de tormentos que pienso ¿Que más da? Si estoy tan empantanado en el pecado que llevar a cabo otra aberración no cambiaría nada.

-Hi… hijo no es asi, aun puedes arrepentirte de tu pecado y Dios te escuchará, el te perdonará.

El cura volvió a intentar abrir el confesionario pero por mas que insistía la puerta no cedía, su desesperación creció aun mas cuando vió que aquel hombre buscó algo en su portafolios y terminó escuchando un sonido metálico. Intentó cerrar la ventanilla pero esta también, para su mala suerte, se encontraba atorada.

El cura se agachó dentro del confesionario para refugiarse con la esperanza de que el hombre se fuera, pero este aun estaba ahí, finalmente el anciano suspiró, y recordó su larga trayectoria como sacerdote; tenía muchos recuerdos buenos, pero también había cosas que no eran del todo buenas, y tal vez esta era su redención final, tal vez él también debía pagar por algún pecado inconfesable.

-Está bien- dijo el cura con la voz cansada-puedes matarme, puedes terminar con mi vida.

-Gracias, bendito padre.

El sacerdote Ignacio no quiso mirar a su ejecutor, pero sentía que algo tenía en sus manos, luego entregándose al altísimo escuchó un click, era el fin.

Apretó fuertemente los ojos esperando su desvanecimiento pero esto no ocurrió, luego lentamente los abrío mirando hacia los lados, miró por la ventanilla y ya no había nadie. Probó la ventanilla y funcionaba perfectamente, luego probo la puerta y esta se abrió sin ningún problema. El cura salió temblando y extasiado de felicidad, estaba vivo.

«¡Estoy Vivo! ¡Estoy vivo!» pensaba y caminaba de un lado a otro con felicidad en el desolado templo. Pero ¿Que habrá sido de aquel hombre? Arturo Sánchez ¿Quién era ese hombre?

Finalmente, tras pasar unos días el cura descubrió quien era aquel sujeto, cuando al leer el diario, en la sección de cuentos descubrió una historia hecha por un escritor llamado Arturo Sánchez, la cual se titulaba «El asesinato del Padre Ignacio.»

FIN!!!!!

Espero que les haya gustado el relato. Saludos y que tengan una excelente jornada.

Los niños del futuro 9

«Los niños del Futuro» es una historia que escribí en mi adolescencia y que años después la mejoré para que su lectura sea más agradable. Juego de niños…

La voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

Problemas entre jugadores y barras

-Hola ma- dijo el rata mientras entraba corriendo a su casa.

-Hola mi nene- le respondió su madre tapándose el rostro para que no la viese llorar.

El pequeño se dirigió directamente hacía donde estaba la cama de sus padres, se agachó ante ella y de debajo de esta sacó una caja de zapatillas de cartón, mirando hacia atrás de reojo espiaba que su madre no lo viese, y para esto era necesario que lo haga con rapidez.

“Acá tiene que estar el juguete de papá” pensó, pero cuando estuvo a punto de abrirla escuchó unos pasos que le obligaron a detenerse.

-¿A dónde estabas? ¡Te dije que te quedaras en la casa!- gritó llorosamente la madre.

-Tengo que hacerlo mamá, es para nuestro bien.

-¡No digas eso, sabes bien que estas son cosas de tu padre! ¡No te involucres con lo que él hace!

El rata dejó la caja y se escondió tras un pequeño armario, al otro lado del cuarto. Tratando de hacer el máximo silencio, escuchó como su hermano quitaba la caja de debajo de la cama para poner algo adentro y volver a guardarla,  luego se marchaba nuevamente para seguir hablando con su madre. “Es mi oportunidad, mañana le tengo que dar el juguete de papá a la pulga” pensó el niño, con las pulsaciones a mil se acercó a la caja, sacó el pesado fierro del padre y lo envolvió en una remera; pensó en salir hacia donde estaba su hermano y su madre pero se detuvo para escuchar la conversación.

-¿Qué no me involucre? ¡¿Porque decís esas pelotudeses y no aceptas las cosas como son?!

-Es que, ¿Qué va a hacer de tu hermanito si se entera?

El rata comenzó a escuchar muchos pasos afuera de la casa de hombres rodeándola, eran policías y estaban dispuestos a entrar; por más que quisiera escuchar que era lo que le ocultaba su madre, al tener él el juguete de su papá y de estar decidido a dársela a la pulga, le hacía poco conveniente que siguiera estando ahí. Pateó una madera podrida con cuidado y se dispuso a salir por ese lugar, mientras su familia seguía hablando y los policías se acercaban a la puerta para tumbarla.

 -Mamá sabes bien que papá cayó preso con sangre en sus manos y yo tengo que hacerme cargo de nosotros.

Ni bien el adolescente terminó de decir eso, varios hombres uniformados entraron tras haber tumbado la frágil puerta y redujeron al joven tanto como a su madre. Unos segundos antes, el rata ya se había ido del lugar, no llegó a oír lo que dijo su hermano, aunque si oyó los golpes de los policías mientras escapaba corriendo del lugar.

Continuará…

Los niños del futuro 1

«Los niños del Futuro» es una historia que escribí en mi adolescencia y que años después la mejoré para que su lectura sea más agradable; es un cuento que por momentos se me hacía difícil procesar su contenido, pero más allá de eso hice el esfuerzo y logré terminarla.

La voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

La convocatoria

-¡¿Qué te pasa a vos?! ¡He! ¡¿Qué me decís?! ¡No te escucho!- ponía su mano cerca de su oreja para oír mejor mientras levantaba las cejas y miraba hacia otro lado en un gesto sobrador-¡Vá, igual le ganamos siempre!

-¡De suerte nomás nos ganan! ¡Vas a ver! ¿Le jugamos un partido o tenés miedo?

-¡Pero andá! ¡Armá tu equipito y nos vemos en un rato en la canchita!

-Dale, esta vez se van a comer una goleada.

-¡Jaja, quiero ver a tu murguita a ver que hacen!

Los dos niños se retiraron por sus respectivos pasillos para armar sus equipos; entre las señoras que aprovechaban el día para colgar sus ropas en sus improvisados tendales, algunos hombres que se juntaban para tomar unos mates y también entre otro grupo que tal vez, se tomaban algún vinito para ahogar algunos sinsabores de la vida, iba Carlitos reclutando a sus amigos en las casillas de cuatro metros cuadrados del superpoblado barrio.

-¡Dame te digo!- forcejeaba un niño con otro más pequeño.

-¡Mamaá!- gritó el más chico de los dos llorando tras no haber podido quedarse con el juguete que era el centro de la disputa.

-¡Damián! ¡Prestale el autito a tu hermanito!- la mujer dejó sus quehaceres  por un momento y se acercó a los niños para hablarles, esta vez con un tono más agradable- ¿No ves que él es más chiquitito que vos? Aprendé a compartir ¿Sí mi hijito? 

-Bueno, está bien- respondió el pequeño ante la agradable presencia de su madre.

Mientras la mujer limpiaba las lágrimas del rostro del más pequeño se podía escuchar unos piecitos correr y tras unos golpecitos en la puerta de madera vieja comida por la humedad y las hormigas, el niño más grande fue a abrirla.

-¿Qué hacés cabezón?- le dijo Carlitos que venía corriendo.

-¿Cómo andás Carlitos, todo bien?

-Preparate que hay fubol contra los del otro pasillo.

-Hu, bueno dale.

Los dos chicos fueron a buscar a otro integrante del equipo, que estaba al otro lado de un pequeño muro que dividía la villa de una avenida asfaltada con veredas.

-¡Mentitas! ¡Mentitas! ¡Treinta centavos la cajita!- gritaba el pequeño-¿Señor quiere comprar mentitas?

-No gracias, te agradezco-le decía un hombre que pasaba muy apresuradamente, como casi todos los que caminaban por ahí; este hombre por lo menos le respondió, ya que la mayoría simplemente lo ignoraba.

-¿Qué haces pulga? Dejá un rato las mentitas y vamos a jugar un partido-le decía uno de sus amigos que habían venido a buscarlo.

…continuará.

(Cuentos del mundo) Brasil: La leyenda del demonio de la motosierra y la promesa de la madre tierra

Los niños jugaban en el árido lugar con una pelota de trapo que cada vez que era pateada levantaba un vendaval de polvo, mientras, sentadas sobre unas piedras, las viejas los vigilaban en la calurosa tarde hasta que se ocultara el sol; se repartían entre ellas un cuenco con pequeñas cantidades de agua que les servía para sobrevivir y les reservaban un poco a los chicos para que tomaran una vez que estos terminaran de jugar y sea la hora de refugiarse de la helada noche.

-Ya es hora de entrar en la cueva- avisó el anciano cacique mientras el sol se iba dirigiendo hacia el horizonte para darle paso a su amiga la luna.

Los pequeños junto con las mujeres entraron a la cueva y en ronda se sentaron al rededor de una fogata en donde se calentaban cubriéndose el cuerpo entero con viejas pieles; el anciano cacique, sin mirar al resto de la tribu, de rodillas rezaba en una esquina de la cueva a un pequeño altar de piedras en donde tenia una pequeña planta seca.

– Es momento de contar la leyenda- le dijo una mujer acercándose al anciano que rezaba.

-Si, si- respondió el anciano no sin antes arrodillarse dos veces mas al frente de la planta seca.

El hombre mayor se acercó a la ronda ayudado de la mujer y se sentó con los demás, se limpió con la mano su rojiza y arrugada frente que se había ensuciado con polvo cuando rezaba y después empezó a hablar.

 -Antes, hace mucho tiempo, este lugar estaba cubierto de miles de arboles, cientos de animales vivían aquí, y un gran río recorría toda la región proveyendo de peces y de vida a miles de nuestros antepasados.

Los niños lo escuchaban sin hablar, mientras el fuego hacia sonar las pequeñas ramas consumiéndose al darles calor, el aciano continuó.

-Eramos felices, pero un día llegó el demonio de fuego de la motosierra, y segado por la ambición dejó que las llamas se esparcieran por todo el lugar. Cientos de animales y plantas perecieron, y con el tiempo, la región se volvió árida y los arboles polvo, nada más creció aquí y esto hizo que ya no haya animales- el anciano hizo una pausa por culpa de una tos crónica que lo acosaba, luego continuó- no solo animales, también hombres, y de todos los rincones donde se haya sabido que hubiera humanos a causa del aire que se volvió humo ya no pudieron vivir como lo hicieron una vez.

los niños lo miraban con una mezcla de terror y de asombro, porque al conocer la historia sabían que faltaba algo mas

-Pero no todo estaba perdido-dijo el anciano- la humanidad clamó , el demonio de la motosierra pereció consumido por su propio odio y la madre tierra luego de muchos años parió esa pequeña planta que ven ahí- el viejo señaló el altar donde antes estuvo rezando- nosotros debemos cuidarla asi como lo hizo mi padre, y el padre de mi padre; porque algún día la madre tierra hará que crezca, y todo volverá a ser como antes.

Los niños miraron la planta seca que estaba en el altar, de repente uno de los niños comenzó a gritar, y las mujeres abrazándose rompieron en llanto; el día prometido por la madre tierra había llegado, de una de las ramas secas vieron aparecer una hermosa flor, la primera flor que la tierra conoció en años.

Espero que les haya gustado, este cuento esta inspirado en los sucesos por todos conocidos que afectan al Amazonas en Brasil, ojalá aprendamos algo de esto.

(Cuentos del Mundo) Alemania: Máxima velocidad en Berlín

Hola, aquí de nuevo, a manera de juego entre los cuentos que voy a subir los fin de semana, algunos tendrán el nombre de «Cuentos del mundo» y estarán ubicados en diferentes lugares del planeta, espero que los disfruten:

-¡Odio Berlín!- decía el anciano Otto Lindemann mientras manejaba su viejo auto modelo Trabant 601 por la autopista de la ciudad- hay tanta gente por todos lados, todo el tiempo- cambiaba a duras penas la marcha de su vehículo- a mí déjame la tranquilidad de las afueras, la tranquilidad de mi cabaña y de mi taller, pero aquí estamos y todo por tu culpa Wagner.

Del asiento de atrás del vehículo se escuchaba el repicar de un molesto silbido, ese era Wagner, un pequeño perro raza pomerania que no paraba de ladrar, pero su ladrido estaba alterado producto de haberse tragado anda a saber que, motivo por el cual tuvieron que salir de urgencia a toda velocidad con dirección al veterinario; va a toda velocidad es una manera más atractiva de decir lo que permitía aquel auto icónico de la Alemania oriental, una velocidad que hacía que los otros autos que circulaban por la misma autopista tuvieran que tener extrema precaución al acercarse al vehículo del viejo Otto.

También en esa misma autopista iba a gran velocidad el jugador estrella del equipo local, Lothar Müller, excelente futbolista y gran protagonista de los campeonatos conquistados tanto dentro como fuera del país, era el hombre de las tapas de revistas, el que vendía las camisetas y conquistaba a las mujeres con su hermosa sonrisa gracias a la pasta dental a la cual hacia publicidad. Amante de los excesos, y de los autos importados, aquí él estaba probando por primera vez uno de esos autos nuevos de afuera que le había llegado hacia escasos días.

-Si mi amigo. Este auto es genial ¿que no me animo a ir más rápido? ¿Acaso no me conoces?- hablaba con un colega por el manos libres a los gritos producto de la música a todo volumen del carro mientras aumentaba la velocidad de su deportivo, acostumbrado a estas velocidades iba considerablemente tranquilo, pero no tenía en cuenta el encuentro que estaba por tener.

Wagner seguía con su silbante ladrido sin parar, iba de una ventanilla a la otra moviéndole la cola a la gente que pasaba gritándole a Otto que se corriera del camino por ir tan despacio, Otto les hacía señas también a estos.

-¡Pero ¿Cómo dices esas cosas?! No sabes nada, este auto es el mejor de todo Alemania- le gritaba Otto a otro conductor- tu cambiarás 10 veces tu auto y yo seguiré con este como nada.

De golpe sintió que otro vehículo lo tocó por detrás, su Trabant se movió levemente y por si las dudas frenó, entonces miró hacia adelante arriba de él como un auto deportivo giraba por los aires tras el choque, como en cámara lenta vio la cara del famoso futbolista Lothar Müller llena de terror adentro de ese coche que luego de girar varias veces en el aire lo siguió haciendo tras tocar el suelo destruyéndose en cientos de pedazos; después de entre los trozos del deportivo vio levantarse a el futbolista lleno de golpes, con la vestimenta raída y el rostro lleno de aceite, que en un gesto lleno de dolor abría la boca mostrando que su perfecta sonrisa ya no estaba completa, ya que algunos dientes se habían caído.

Otto quedó congelado dentro del auto, luego escuchó nítidamente el ladrido de su perro, giró a mirarlo y ahí estaba Wagner alegre moviendo la cola a gran velocidad con un pequeño autito de juguete lleno de saliva entre sus patas que había expulsado después del accidente. El viejo con una mezcla de nervios y felicidad le habló.

-Bueno je, je. Al menos ya no tenemos que ir al veterinario.

Fin.

Espero que les haya divertido, hasta el próximo cuento.

Días de Mariposa 3

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

Noche de ninfas

Los jóvenes rápidamente se mezclaron con la gente del lugar, nadie siquiera los miraba para preguntarse por qué eran los únicos de vestimenta informal, y esto relajo en gran manera a los muchachos, que aprovecharon para servirse varios tragos. Juan empezó a hacer lo suyo, a observar como si fuera un águila en busca de una presa; sus amigos eran su amuleto para conseguir chicas pero hasta ese punto únicamente, ya que aunque salían todos juntos nunca volvían de la misma manera; mientras José, Martín y Leandro terminaban envueltos en una melancólica borrachera, el pasaba junto a ellos seguro acompañado de una bella señorita.

 Como era de costumbre, mientras José, Martín y Leandro se gastaban bromas entre sí, Juan hacia uso de su belleza y galantería para conquistar. Así fue que divisó a una hermosa señorita de vistoso y colorido atuendo, llevaba en sus ojos el verde de las hojas, en su cabello la oscuridad de la noche y labios rojos como una frutilla a pleno, “wow una diosa de la primavera” pensó; y con dos tragos en  las manos se dirigió hacia ella, hacia la conquista, sin intimidarse siquiera por el contraste de su vestir, ella tan elegante y él tan informal, pero no por eso menos apuesto.

Desde atrás, sus amigos lo veían avanzar, con su chistoso pero efectivo andar, en busca de su objetivo.

-¡Otra vez este! sí que no pierde el tiempo –dijo Leandro despertando la carcajada de sus ya tambaleantes compañeros.

-¿Gustas un trago? –preguntó él con arrogante sonrisa.

Las personas que rodeaban a la mujer miraron con cierto recelo al joven, pero cuando esta se mostró dispuesta a contestarle se alejaron sin decir nada.

-Sí… si –dijo ella tras observar al atlético muchacho.

-¿Cómo te llamas? -preguntó Juan.

-No tengo nombre –respondió ella.

-¡Ah! ¿No tienes nombre? Entonces yo te pondré uno. ¿Qué te parece… Flor?

-¿Aquellos son tus amigos? –preguntó la chica sin responder a Juan.

-Ehh… sí, son mis amigos…

-¿Siempre avanzas a las mujeres y los abandonas? –le dijo clavándole la mirada.

-Ehh… -quedó pensando Juan un poco sorprendido –es que no tienen mucha suerte con las chicas –respondió al fin.

-Esta noche verás que las cosas serán diferentes.

Para su sorpresa, unos minutos después, vio que Martín, José y Leandro se encontraban en la pista bailando alegremente con unas sonrientes jóvenes.

continuará…

Primer relato del blog: «Jonny Wilkinson, el caminante»

Aquí va mi primer relato, sin presentar mis credenciales, para romper el duro hielo de esta nueva aventura que es llevar un blog adelante. Espero que lo disfruten…

«Allí va Jonny Wilkinson caminando errante descalzo por el desierto, buscando el cruce de caminos, aquel que de boca de su abuelo escuchó hablar; su destino, hacer el pacto con el diablo. En su mano lleva una vieja escopeta winchester y dos balas, una bala para el diablo si el pacto fallaba, en cambio si el pacto triunfaba una bala era para el diablo y la otra para él.»

«Ay estos hombres que enfrentándose al diablo creen que pueden expiar sus pecados…

…se encontrarán los dos en el infierno bebiendo el mismo ardiente licor.»

Saludos a todos.