Victimario capítulo 3

-¡Que bueno llegar al programa un millón!- dijo el androide M14THA L3GR4ND-¡Y que alegria! Pasaron tantas cosas en este país, y tantos gobernantes en todos estos años que me alegro que hayamos llegado a este momento con la vuelta de la «normalidad»- continuaba hablando el robot mientras se acercaba de manera recta a una mesa, ya que su sistema de tracción, parecido al de los tanques de guerra, no le permitía moverse con soltura- y sobretodo que hayamos podido mantener esa «normalidad» en el tiempo. Bueno, vamos a presentar a nuestros invitados.

La voz del presentador tomó el protagonismo del programa para presentar a los invitados.

«Se toman la pastilla con M14THA L3GR4ND hoy…»

hizo una pausa para que enfocaran al primer invitado.

«El Señor Henry Fort, científico»- El señor Henry Fort, un hombre regordete, ojeroso y de bigotes, saludó con una leve sonrisa y un movimiento de cabeza.

La cámara enfocó al siguiente invitado.

«El señor Like Dislike, sociólogo»- Un extraño sujeto de pelo largo y barba blanca con guantes azules que tenían los pulgares levantados y con un gorro también azul con forma de mano con pulgar hacia arriba.

La cámara se dirigió al siguiente invitado.

«El Señor Gill Bates, buen hombre, filántropo»- El sujeto miró a la cámara y prácticamente sonrió con los ojos, ya que tenía esa mirada especial, de esas miradas que tienen siertas personas que te hace imposible dudar de su honestidad.

Era momento de presentar al último invitado.

«Nuestro excelentísimo presidente, el General Tafarel Junior Junior Junior Junior Minela»- El General vestido con su típico uniforme militar pero con las luces led rgb de moda, de mirada dura, nariz aguileña y bigote pronunciado que resaltaba en su escuálido rostro, solo miró la cámara sin mostrar gesto alguno.

…continuará

Victimario capitulo 2

«Una producción de Josesito Andruscheziwkersensenket» decía la voz de quien presentaba el programa, mientrás el androide en movimientos toscos se acercaba a una mesa. Desde el otro lado del televisor las familias se reunían en la mesa y sacaban las pastillas de «rendimiento» que les eran entregadas por el gobierno nacional.

-Me encanta este programa- decía un padre de familia sentado en la cabecera de la mesa tras que su mujer le sirva en un plato grande la pequeña pastilla de alto rendimiento, que bailaba un poco al no tener otro alimento que la acompañara- y ¿Sabés porque me gusta? Porque dice verdades que nadie dice, si alguien tiene que decir verdades que nadie dice.

-¡Pero papá!- le decía su hijo adolescente en tono rebelde- ¡No ves que es una vieja chota!

-¡Como vas a decir eso de la gran M14THA L3GR4ND! ¡Ahora comete tu pastilla!

El hombre se levantó de su asiento y, acercandose al asiento de al adolescente, tomó la pastilla que correspondía a su hijo y mediante el uso de la fuerza hizo que se la tragara; los ojos del joven cambiaron a color blanco por un momento, luego volvieron en sí y su rostro esbozó una sonrisa de felicidad.

-Me encanta este programa- dijo el hijo adolescente-y ¿Sabés porque me gusta? Porque dice verdades que nadie dice, si alguien tiene que decir verdades que nadie dice.

-Asi me gusta más- dijo el padre, luego tomó su pastilla al igual que su señora, y la familia reunida en un ambiente de armonía y amor felices miraron el programa de televisión.

¡No hay como la perfecta familia feliz de la Argentina!

…continuará.

Victimario capitulo 1

«Todos somos inocentes, todos somos culpables»

Introducción:

Tengo un amigo, el está en mi cabeza hace años, se trenzan sus aventuras siempre entre mis historias, esperando, esperando, esperando el día que lo haga leyenda.

Hasta hoy no le había dado su espacio por que sé que él me acompañará por muchos de mis días, así que tranquilo, despacito, a partir de hoy de tanto en tanto lo voy a dejar salir; no espero que lo entiendan, mas si espero que lo disfruten.

Victimario capitulo 1:

Entre rayos y tormentas unos ángeles salieron de entre las nubes tocando trompetas, anunciaban algo, anunciaban el programa numero 1 millón en televisión de lo que fue alguna vez el territorio argentino, andá a saber cuando y andá a saber después de que evento. Este programa se llamaba «Tomando la pastilla con M14THA L3GR4ND.»

Los ángeles se alejaron tras las nubes, y de estas bajaron unas escaleras mecánicas en donde venía bajando la presentadora del programa; el mecanismo de la escalera era en verdad ruidoso, pero el televidente no lo sabía, ya que la música de trompetas era lo que recibía, mientras que los presentes si lo pervivían, cosa que solía ser bastante incomodo.

Los aplausos se activaban automáticamente, y así también automáticamente M14THA L3GR4ND saludaba y en movimientos toscos tiraba besos hacía los lados mientras dibujaba una sonrisa en su androide rostro, un androide rostro que era cubierto por una mascara arrugada que simulaba a una elegante mujer de anteriores épocas; pero era solo en su rostro, ya que sus brazos eran evidentemente robots y su torso, lleno de cables y mangueras con líquidos que entraban y salían, también eran evidentemente de robots. No era que importara mucho el que fuera un robot, ya que al televidente no le molestaba demasiado su falta de humanidad, ese un millón de programas era la prueba suficiente de su constante compañía en la mesa de la familia argentina, mesas en la que no podía faltar un televisior, ya que estaba exigido por ley el tener un televisor en la mesa principal de la casa; cosa que pocos sabían, y pocos sabían que había pasado con los pocos que sabían que era una ley perversa.

…Continuará.

La bella sinfonía de los truenos de los mil años

Los guardianes de las inmensas puertas de oro adornadas con cristales se hicieron señas tras ver la impaciencia de los presentes, entonces se dispusieron a tirar las cadenas que abrirían dichas puertas, el gran teatro daba la bienvenida a los millares de seres que desde hace años esperaban el recital con ilusión. Todos conocían el gran talento del compositor, este era en verdad el mejor de la historia de los que se animaron a hacer música hasta el momento, tal era el caso que el reino entero se había puesto de fiesta para la ocasión.

  Desde el más pequeño de los seres hasta los más grandes tomaron sus lugares respetando sus tamaños y sus capacidades para percibir el espectáculo, hablando entre sí de que con que los sorprendería el director de la obra esta vez, se podía ver las filas interminables de asientos; tal era su cantidad, que las filas se perdían a lo lejos y solo se podría ver al último con los ojos especiales que solo le eran otorgados a pocos seres y justamente estos eran los que ocupaban los lugares más alejados. También se encontraban situadas en lugares especiales las cuatro bestias colosales, que ubicados arriba debido a su gran tamaño, observaban junto a todos los seres voladores el lujoso escenario diseñado especialmente por el organizador del evento. De un lado los seres del agua y los de las profundidades del agua, del otro los seres de fuego y los de las profundidades del fuego; conversando entre sí, convirtiendo el sonido del ambiente en vientos armoniosos; no tenían contiendas entre ellos ya que el amor y la amistad los unían. Los pequeños juntos en millares en lugares pequeños como así los enormes que a su vez tenían seres más pequeños sobre sí esperaban con gran curiosidad, hablando, riendo, señalando las características únicas del lugar y con gran admiración, que se dé comienzo el show….

Extracto del cuento «La bella sinfonía de los truenos de los mil años» el cual pertenece exclusivamente al compilado de cuentos llamado «Cuentos fuera del tiempo»

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Encoronados con virus

La vida del empresario hace que no puedas parar nunca, así que tomé mi portafolios y me dirigí rápidamente al aeropuerto; en el auto, mientras manejaba en silencio mi chófer, abrí mi notebook y comprobé el estado de las acciones de la empresa en la bolsa, no era una buena jornada, me mensajeé con colegas y todos estaban como yo, atentos a sus notebook y a sus celulares para ver como en una matriz gráfica obtenida a través de un programa, números de color rojo con comas se convertían en verdes y viceversa; me ardían un poco los ojos al mirar la pantalla, pero nada me detuvo en mi vida en mis mas de 30 años en el negocio, así que no le dí importancia.

-¿Y si invertimos acá o allá?- le decía por celular a un colega.

-Mejor vendemos acciones de acá y compramos esta de allá- me respondía mi colega.

Mientras tocaba mi frente caliente, calculo que por los nervios, el numero en el gráfico pasó de rojo a verde.

-¡Bien hecho!- festejamos los dos al unisono.

Finalmente llegamos al aeropuerto, estaba llamativamente vacio, «va no es mi problema» pensé y mientras caminaba apurado para subir a mi avión conversaba con otro colega por celular. ¡Necesitamos convertir mas números rojos en verdes!

En el check in dejé mis papeles en el mostrador, sin mirar, como de costumbre, ya que los empresarios como yo no tenemos tiempo para mirar a la gente, esperé el tiempo acostumbrado, dije las frases de memoria casi impecablemente porque la interrumpí un par de veces a causa de una pequeña tos pasajera, como siempre tomé mis cosas y sin dejar de hablar por teléfono subí a mi avión.

No tuve problemas para sentarme, ya que el avión estaba vacío, «parece que arribé muy temprano» pensé y al rato abrí mi notebook para ver como rendían nuestras acciones por ultima vez antes de desconectarla. Siempre aprovecho el viaje en avión para dormir un pequeño rato, cerré los ojos y sentí como el avión despegaba, luego de un momento los abrí y al mirar a los costados descubrí que en el avión nadie mas estaba conmigo; confundido me fregué los ojos y me acerqué a la ventanilla del avión, efectivamente, estábamos volando.

Creo que a causa de la situación tan anormal me agité un poco y me costó respirar, ya no soy tan joven, así que me tomé unos minutos para relajarme, hasta que finalmente el piloto del avión se digno a hablarle a los pasajeros, en este caso al único pasajero que era yo.

-«Señores pasajeros- se escuchó la voz tranquila y gruesa del piloto- queríamos informarle que, a causa del brote y expansión del nuevo virus, entramos en cuarentena».

«¿Cuarenena?» pensé yo mientras me costaba aun mas respirar.

-«Así es, cuarentena»- respondió a mi pensamiento- «estaremos los próximos 15 días suspendidos en el aire hasta cumplir con el protocolo de seguridad para evitar el contagio.»

Quise levantarme del asiento pero el cuerpo no me respondía. El piloto continuó.

-«Y por seguridad de los demás, los infectados no podrán levantarse de sus asientos.- «pero ¿Qué pasará con mis números rojos y verdes? ¿Quienes se preocuparan por mis pequeños numeritos por los próximos 15 días?» pensé preocupado, finalmente el piloto concluyo.

– » Que tengan todos ustedes un muy feliz viaje».

FIN!!!!

Espero que les haya gustado esta corta historia (aunque es un poco aterradora ¿No? jeje) Cuídense, lávense las manos y sigan los protocolos de seguridad para que estos tiempos solo pasen como una anécdota. Que tengan todos ustedes un buen fin de semana.

Feliz año nuevo (cuento)

-3!

-2!

-1!

-¡Feliz año nuevo!

En un mismo grito la familia y los amigos se unieron, descorcharon la bebidas y se sirvieron en copas para brindar; se fundieron en abrazos y se desearon que el que comienza sea un gran año.

-Ojala siempre fuera año nuevo- dijo el más anciano de la familia, y como si fuera un deseo a cumplir, su pedido llegó al medio del sol.

El ángel de fuego que se encargaba del paso de los días desde hace millones de años, en un gesto de rebeldía pensó «¿Porqué no?», así fue que decidió parar la maquinaria del sistema solar, y otorgarle a ese anciano su «año nuevo para siempre».

Entonces todos los planetas se detuvieron, la tierra y su luna también, dejando que las fuerzas titánicas de las leyes del espacio hagan su trabajo.

-¡Papá, mamá! ¿Que es eso?- preguntó uno de los niños que estaban en la cena señalando el cielo en el horizonte.

Eran miles de litros de agua que habían sido expulsados de los mares a causa de la malvada travesura del ángel. Justo cuando la madre abrazó a su niño ellos también fueron expulsados de la tierra, y en un pequeño instante estuvieron flotando en el cielo junto a miles de personas y animales que en tan solo segundos se congelaron hasta quedar como adornos volando alrededor de la tierra. 

-¡Que belleza!- exclamó el ángel mientras observaba los adornos blancos que se alejaban hacía los confines del espacio y también los adornos de color de fuego que eran atraídos hacia nuestra estrella.

El anciano que pidió el deseo quedó unos instantes aterrado por todo lo que había visto, después se dio cuenta que en la tierra solo había quedado él, su silla, la mesa con un vino espumante y otra silla vacía, luego al mirar al desértico horizonte apenas alumbrado por las estrellas de las lejanías, vio acercarse una figura humana del color de las brazas que, poco a poco, se transformó en un pálido hombre de traje blanco, con los ojos y el pelo brillante como llamas en su máxima fuerza.

El extraño sujeto se sentó, descorchó el vino, sirvió una copa para sí y otra para el anciano; el viejo lo miró sin reacción.

-Dale ¿No me vas a dejar brindando solo?- le dijo el extraño sujeto acercándole una copa, entonces, aunque temeroso, el anciano terminó por compartir con él la bebida.

-Este es el año nuevo más hermoso que he visto- dijo el extraño hombre, mientras cruzaba las piernas meneando una de ellas lentamente y ponía uno de sus brazos por el respaldo de la silla-¿Te gusta el año nuevo eterno que querías?

-Yo, yo solo decía, así como porque estaba disfrutando el lindo momento, nada más.- le respondió el anciano con un poco de miedo.

El hombre de los ojos y cabellos de fuego comenzó a reírse de manera alocada, mientras una de sus manos sujetaba sus costillas para dejar de reír y la otra descansaba en el hombro del abuelo.

-No te hagás tanto problema- le decía con los ojos entrecerrados por la risa- solo disfrútalo.

-¿Y esto durará para siempre?- preguntó el anciano.

El extraño hombre miró al cielo y dejó de sonreír, su cara cambió completamente dejando ver su gran disgusto; es que desde el centro de la galaxia venía un ejercito de ángeles a hacerle pagar por su rebeldía.

-Y, el para siempre es relativo mi amigo; un día, miles de días, millones de años, la verdad que son iguales; a excepción de este claro- le sirvió un poco más de vino a su acompañante- disfrútalo mientras dure tu deseo mi amigo que este es un nuevo comienzo.

Los ángeles aterrizaron y fueron acercándose hacía ellos cuando el vino se terminaba. Finalmente el ángel del sol concluyó su charla.

-Parece que ya no voy a poder seguir cumpliendo tu deseo del año nuevo eterno mi amigo, es que por mas que te esfuerces, las leyes del universo son inquebrantables.

FIN

FELIZ AÑO NUEVO ETERNO PARA TODOS JAJAJA.

El pez de oro

El fuerte sol del mediodía convertía en un inmenso espejo al tranquilo río, y en medio de este, una pequeña canoa compartida por un hombre y un pequeño niño; el hombre movía sus brazos como en un baile mientras tiraba su linea al agua para ver si sacaba algún pez para que sus hijos puedan comer ese mismo día, solo un pez hacia falta, y al día siguiente repetiría la escena, como buen pescador que vive y se alimenta de lo que pesca.

La carnada cayó al agua ocasionando una pequeñas olas, los pájaros en las ramas del espeso monte que rodeaba el río observaban esperando la posibilidad de atrapar algo que salga de las aguas, pero este parecía un día con poco pique. El hombre miraba tranquilo los árboles, acostumbrado a estar esperando largas horas para atrapar algo, su piel quemada por el sol, su rostro de facciones duras y sus ojos secos por el calor así lo demostraban; y el niño, en silencio, miraba atentamente a su padre, esperando cualquier instrucción que él le dé, debía aprender lo mejor del oficio, porque su destino seguro también sería el de ser pescador.

Después de unas horas la linea se tensó, algo había mordido el anzuelo, el hombre se preparó para sacar al pez del agua, daba linea y tiraba en un juego de agotar al animal, al pasar como dos horas de extenuante lucha, algo no muy acostumbrado para él, finalmente fue acercando al pez a la superficie; pero no era cualquier pez, el río alrededor del lugar comenzó a iluminarse con una luz dorada y cuando saltó del agua el hombre y el pequeño niño quedaron sorprendidos, era un animal hermoso, de un color oro brillante como el metal.

-¡Ven, ayudame!- le dijo el hombre a su hijo.

El niño se acercó pero ya era tarde, la linea se había cortado y el pez se marchó hacía el fondo iluminando su camino; mientras lo hacia tras de si, el agua empezó a burbujear como si estuviera hirviendo y de repente cientos de peces comenzaron a saltar del agua, algunos pájaros aprovecharon la situación y se llevaron su presa; los pescadores también, pero solo uno llevaron, ya que su tradición era de tomar solo el que iban a comer en el día.

-Vamos a casa- le dijo el hombre a su hijo, con el rostro lleno de alegría porque habían visto algo sorprendente, algo que no olvidarían el resto de sus vidas.

Y así fue, nunca habían olvidado aquel pez dorado, tal es así que el niño se volvió anciano, el monte terminó desapareciendo y en su lugar se levantaban grandes edificios; el agua también cambió, volviéndose sucia y contaminada por los desechos de la ciudad que se erigió en el lugar. Noventa años separaban aquel suceso de este hombre viejo que intentaba, a orillas del río contaminado, pescar ese pez de oro.

-¿Porqué no dejás eso?- le decía un indigente que le hacía compañía-No vas a pescar nada, desde que se construyó la represa que abastece a la ciudad de energía ningún pez se volvió a ver.

El anciano lentamente, con los musculos ya secos por la edad, tiró la linea con la carnada al agua, ignorando a su acompañante.

-Te lo digo en serio- continuaba hablando el indigente- lo sé porque yo ayudé a construirla, pero esos malditos me despidieron cuando me negué a continuar con la estafa de los contaminantes que tiraban al rio. ¡Malditos! ya nada de vida le queda al río- dijo el sujeto no pudiendo controlar su ira- me voy, no puedo verte continuar todos los días haciendo lo mismo, ya no te soporto.

El indigente se fue, atormentado por sus propios problemas, y el anciano quedó solo hasta que se hizo de noche.

Al pasar algunas horas, sorprendentemente algo mordió el anzuelo, y el río oscurecido por la contaminación comenzó a iluminarse como aquella vez en el pasado, el anciano luchó con todas sus fuerzas, las ultimas que le quedaban para ver a aquel pez de oro que conoció cuando era pequeño y que tanta pesca había dado a los pobladores del lugar. Finalmente el pez saltó del agua, pero esta vez su tamaño era diez veces mas grande que esa vez.

-Que bueno, que bueno-dijo el anciano y exhaló su ultimo aliento.

El gran pez dorado se quedó en la superficie, cerca del anciano y sin cortar la linea se alejó hacia el fondo del río llevándose el cuerpo de aquel hombre con él.

Minutos después el agua comenzó a largar burbujas como si hirviera, y se escuchó un estruendo espantoso, un ruido tan fuerte que hizo que todos en la ciudad prestaran atención, era como una explosión que venía desde la represa, luego todos se aterraron al ver que esta se había roto y desde los escombros de la represa caída brotaban entre las aguas grandes peces, miles de peces que habían crecido en tamaño como si nunca hubiesen visto depredador en su vida y junto con grandes olas se acercaban a la desdichada ciudad.

FIN!!!!

(Cuentos del Mundo) Alemania: Máxima velocidad en Berlín

Hola, aquí de nuevo, a manera de juego entre los cuentos que voy a subir los fin de semana, algunos tendrán el nombre de «Cuentos del mundo» y estarán ubicados en diferentes lugares del planeta, espero que los disfruten:

-¡Odio Berlín!- decía el anciano Otto Lindemann mientras manejaba su viejo auto modelo Trabant 601 por la autopista de la ciudad- hay tanta gente por todos lados, todo el tiempo- cambiaba a duras penas la marcha de su vehículo- a mí déjame la tranquilidad de las afueras, la tranquilidad de mi cabaña y de mi taller, pero aquí estamos y todo por tu culpa Wagner.

Del asiento de atrás del vehículo se escuchaba el repicar de un molesto silbido, ese era Wagner, un pequeño perro raza pomerania que no paraba de ladrar, pero su ladrido estaba alterado producto de haberse tragado anda a saber que, motivo por el cual tuvieron que salir de urgencia a toda velocidad con dirección al veterinario; va a toda velocidad es una manera más atractiva de decir lo que permitía aquel auto icónico de la Alemania oriental, una velocidad que hacía que los otros autos que circulaban por la misma autopista tuvieran que tener extrema precaución al acercarse al vehículo del viejo Otto.

También en esa misma autopista iba a gran velocidad el jugador estrella del equipo local, Lothar Müller, excelente futbolista y gran protagonista de los campeonatos conquistados tanto dentro como fuera del país, era el hombre de las tapas de revistas, el que vendía las camisetas y conquistaba a las mujeres con su hermosa sonrisa gracias a la pasta dental a la cual hacia publicidad. Amante de los excesos, y de los autos importados, aquí él estaba probando por primera vez uno de esos autos nuevos de afuera que le había llegado hacia escasos días.

-Si mi amigo. Este auto es genial ¿que no me animo a ir más rápido? ¿Acaso no me conoces?- hablaba con un colega por el manos libres a los gritos producto de la música a todo volumen del carro mientras aumentaba la velocidad de su deportivo, acostumbrado a estas velocidades iba considerablemente tranquilo, pero no tenía en cuenta el encuentro que estaba por tener.

Wagner seguía con su silbante ladrido sin parar, iba de una ventanilla a la otra moviéndole la cola a la gente que pasaba gritándole a Otto que se corriera del camino por ir tan despacio, Otto les hacía señas también a estos.

-¡Pero ¿Cómo dices esas cosas?! No sabes nada, este auto es el mejor de todo Alemania- le gritaba Otto a otro conductor- tu cambiarás 10 veces tu auto y yo seguiré con este como nada.

De golpe sintió que otro vehículo lo tocó por detrás, su Trabant se movió levemente y por si las dudas frenó, entonces miró hacia adelante arriba de él como un auto deportivo giraba por los aires tras el choque, como en cámara lenta vio la cara del famoso futbolista Lothar Müller llena de terror adentro de ese coche que luego de girar varias veces en el aire lo siguió haciendo tras tocar el suelo destruyéndose en cientos de pedazos; después de entre los trozos del deportivo vio levantarse a el futbolista lleno de golpes, con la vestimenta raída y el rostro lleno de aceite, que en un gesto lleno de dolor abría la boca mostrando que su perfecta sonrisa ya no estaba completa, ya que algunos dientes se habían caído.

Otto quedó congelado dentro del auto, luego escuchó nítidamente el ladrido de su perro, giró a mirarlo y ahí estaba Wagner alegre moviendo la cola a gran velocidad con un pequeño autito de juguete lleno de saliva entre sus patas que había expulsado después del accidente. El viejo con una mezcla de nervios y felicidad le habló.

-Bueno je, je. Al menos ya no tenemos que ir al veterinario.

Fin.

Espero que les haya divertido, hasta el próximo cuento.

Relato: La Venganza de Sarah Forest

«Mucho tiempo esperó Sarah Forest para hacer realidad su venganza, esa noche tomó el cuchillo de carnicero de la cocina y lo guardó en su camisa. Meses en su mente lo pensó, en como terminaría su suplicio ya que se había cansado del dolor, y estaba dispuesta a pecar e irse al infierno, aunque le temblaban las piernas del miedo.»

«¿Porqué me pasa esto a mi?» pensaba «Dios siempre te fui fiel, no quiero hacerlo, no quiero mancharme las manos, pero ya no puedo más.»

«Esa noche él vendría, alcoholizado y violento como otras veces, a descargar toda su frustracion con ella, y el tiempo lo sabía, ya que no paraba de llover y los fuertes vientos hacían temblar la casa, era una de las tormentas mas fuertes de las que se hayan tenido datos.»

«Toda la noche pasó Sarah despierta esperandólo, pidiendole a Dios que le perdone por el pecado que habría de cometer, pero él nunca llegó. Solo en la mañana siguiente la policia golpeó la puerta para darle la noticia.»

«Lo siento señora, su esposo murió en la noche, su auto debarrancó producto de la tormenta»

La mujer lloró con mucha angustia, «gracias Dios» pensó, «me has salvado del castigo eterno».

Espero que les haya gustado.

El Show continúa (final)

-Buenas noches querido público, esta para mí no es una noche cualquiera, es una noche especial, porque especial es esa persona que está ahi en mi público querido. Y suena la música.

El acrodeón comenzó a sonar junto con el bajo y los demás intrumentos mientrás los musicos se movian de un lado hacia el otro en un corto baile, la gente se fué contagiando con la alegre melodia; Alberto, con un gran esfuerzo, también bailó de un costado al otro y sin dejar de bailar tomó aire para cantar:

«Triste estaba mi corazón roto,

ni siquiera esa bella canción ,

que a todos hace bailar,

podía calmar mi soledad.

Pero apareciste tú,

entre toda la gente

me hiciste perder la mente

y el show continuó, una vez más»

La gente emocionada, comenzó a bailar y cantar, tanta gente y de tantas edades, jovenes que conocían por primera vez el amor, como asi también las personas mayores, que habian crecido con esa canción, y que ahora les recordaba todas esas noches de baile y de aventuras amorosas. Y entre el público, la que Alberto vió, Laurita, bailando alegremente y sonriendo.

«Y bailamos, y bailamos,

toda la noche bailamos sin parar,

y nunca más me sentí solo,

esa noche aprendí a amar.»

Alberto comenzó a bailar alegremente y Laurita se fue acercando al escenario, mientras los otros musicos seguían cantando:

«Y bailamos, y bailamos,

toda la noche bailamos sin parar,

y nunca más me sentí solo,

esa noche aprendía a amar.»

Sonaba el acordeón con una alegre melodia, Laurita subió al escenario y tomó de las manos a Alberto, en un abrazo se mezclaron y no dejaron de bailar, mientras Alberto se tomó el pecho y cayó al suelo, y también cayo al suelo el acordeón, y corrió su hijo hacia él, pero el sonido del intrumento no paró y Alberto y Laurita tampoco dejaron de bailar.

Así Alberto se despidió, en un baile eterno junto a Laurita, y se fueron a recorrer las noches, en cada fiesta, en cada belada romantica, estaban ellos dos bailando al son de esa alegre canción, cuyo nombre era «El Show continúa»

Muchas Gracias, espero que les haya gustado