«Los niños del Futuro» es una historia que escribí en mi adolescencia y que años después la mejoré para que su lectura sea más agradable. Barrilete cósmico…
La voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.
Espero que la disfruten:
La gran jugada
El timbre de salida se hacía escuchar, los niños corriendo y riendo se retiraban del establecimiento para encontrarse con sus padres que los esperaban, algunos en auto, otros simplemente a pie para marcharse a sus respectivos hogares, también había pequeños que se juntaban en grupos para volver a sus casas en colectivo o caminando. Luego salían los maestros y directivos para que, finalmente, quedara vacío el lugar.
La joven maestra salió, habló unos segundos con sus colegas y luego se marchó caminando sin que nadie la acompañase; tras haberse alejado una cuadra, la Pulga se levantó y, desde una considerable distancia, comenzó a seguirla, así fue que varias cuadras después la maestra caminaba por una solitaria calle de tierra en donde ninguno de los vecinos estaba fuera de su casa; este era el momento adecuado para acercarse.
-Hola ¿No sabe en dónde queda la calle Perón?- preguntó la Pulga para disimular, aunque sus ojos nerviosos en realidad no le ayudaban mucho en este caso.
La mujer lo miró de reojo y aumentando la velocidad de su caminar le respondió.
-No papito, la verdad no sé.
El niño al ver que la mujer apresuraba sus pasos puso la mochila delante de si y rápidamente sacó la pesada pistola sosteniéndola con las dos manos para apuntarla.
-¡Deme la cartera ya o disparo!- le gritó mientras trataba de mantener la mira del arma en la maestra, luchando contra el peso de esta.
-¡No! ¡Calmate, no dispares! Tomá.
La mujer muy asustada, tomando distancia, le dio la cartera y él de un manotazo se la arrebató para luego salir corriendo “listo ya está, eso era todo” pensaba mientras la adrenalina se hacía dueño de su cuerpo; pero luego comenzó a escuchar los gritos de la joven docente y se dio cuenta que su aventura aún no había terminado.
-¡Auxilio! ¡Me han robado!- en un ataque de nervios gritó la mujer.
En las cercanías había un policía recorriendo la zona, que al escuchar los gritos acudió al pedido de la asustada joven.
-¡Tranquila señora! ¿Hacia dónde se fue?
-Se fue por allá- la mujer le señaló la entrada a unos pastizales- cuidado que está armado.
El policía ingresó corriendo al pastizal y el característico ruido del pesado uniforme de este alertó a la Pulga, que muy asustado se escondió tras unos arbustos “pero ¿Por qué a mí?” pensaba el pequeño mientras unas lágrimas escapaban de sus ojos; los arbustos se movían mucho, era obvio que alguien se encontraba ahí.
-¡Policía! ¡Salga de ahí inmediatamente con las manos en alto!- gritó el uniformado apuntando su pistola a los arbustos.
El muchacho llorando salió dando un salto y durante unos pequeños instantes quedaron apuntándose “pero si es solo un niño” pensó el policía y bajó el arma unos segundos, entonces la pulga muy nervioso mordiéndose el labio y cerrando los ojos apretó el gatillo luego se dio vuelta para huir.
La bala fue muy certera impactando en la cabeza del hombre y este al caer muerto hacia adelante accionó accidentalmente el arma, dejando escapar un proyectil que se incrustó en la pequeña espalda de la Pulga.
-¡Ay, ay, ay!- gritó el niño con dolor y siguió corriendo bajando su velocidad a medida que escapaba.
Cntinuará…
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