Días de Mariposa 13

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

– ¡¿Qué?! … ¿Que te ofendo? -las venas de los brazos de Juan se le saltaban como si estuvieran por explotar y apretó con tanta fuerza la mesa que comenzó a machucarla -¡Muy enamorado eh! ¡No me hagás reír!

La mirada de Juan comenzaba a turbarse y sus músculos se tensaron como nunca antes. Le enfurecía el hecho de que sus amigos  encontraran el amor tan fácilmente, él lo necesitaba mucho más que cualquiera, su vida dependía de ello; sin embargo éste se le negaba, era una injusticia para él, como una mala jugada del destino.

Con furia alzo la mesa y la tiró hacia la pared, luego tomó de la camisa a Martín y le hizo caer al suelo para después posarse sobre él y apretarle fuertemente el cuello.

-Juan calmáte ¡soltáme por favor! -con la voz apagándosele apenas esbozó Martín.

-¡Muy enamorado he!

Poco a poco Martín oponía menos resistencia, se estaba entregando a su triste final en manos de aquel monstruo irreconocible, ante un amigo al que quería más que a un hermano.

Los ruidos alertaron a los enfermeros, quienes entraron  al cuarto y sujetaron a  Juan con fuerza antes de que acabe con la vida de Martín que desconcertado quedó en el suelo tosiendo. Juan seguía sin reaccionar, estaba poseído por una furia animal.

-Debemos trasladarlo al cuarto especial y calmarlo -le dijo el doctor a los enfermeros, quienes lo llevaron a un dormitorio en donde tenían una cama con amarras a la cual lo sujetaron tras muchos forcejeos con el paciente.

  -¿Qué fue lo que pasó doctor? -preguntó su madre muy preocupada al llegar al hospital con el frasco en la mano, así como se lo había pedido su pequeño bebe.

-Lo tuvimos que llevar a un cuarto especial en donde lo hemos sujetado con amarras a una cama, tuvo un ataque de ira y atacó a un muchacho que vino a visitarlo, cuando llegamos estaba apretando su cuello hasta casi dejarlo inconsciente.

-¡Oh Dios! -dijo muy asustada la madre de Juan llevándose la mano al pecho.

-Nada parece tranquilizarlo, tal vez si usted le habla pueda volver en si -le dijo el doctor y la acompañó a donde estaba Juan.

La entristecida mujer entró al cuarto y mayor aun fue su desconsuelo al ver las muñecas de Juan amorotonadas de tanto forcejear, también vio sus ojos perdidos, ojos que se habían teñido completamente de negro sin explicación alguna; y escuchó sus tenebrosos sus gritos, parecía poseído por algún espíritu inmundo. Pero nada de estas cosas es demasiado para el corazón de una madre, que juntando fuerzas se acercó y puso su cálida mano en la frente de su pequeño hijo, así como nunca ella dejó de verlo a él, su pequeño niño que poco a poco fue calmándose gracias a su intervención.

-Calma hijo, calma que acá está mamá.

  -Mamá, mamá ¿me trajiste mi mariposa? ¿Me trajiste mi mariposa?

-Si mi bebé -la señora le entregó el frasco con el insecto alado dentro, la flor ya estaba marchita pero la mariposa aún seguía con vida      -acá te traje tu mascotita.

-No es mi mascotita, es mi corazón; y si no la cuido algo malo me va a pasar.

De los ojos de la mujer comenzaron a brotar lágrimas, creía que su hijo estaba perdiendo la cordura, lo desató y Juan abrazó el frasco entre las caricias de su madre que habían logrado calmarlo, luego de unos minutos el doctor la llamó por la ventanilla detrás de la puerta.

-Lo siento señora, pero su hijo deberá quedarse internado en observación.

-Sí, si está bien -le dijo la mujer entre lágrimas -está desvariando, ayúdelo a que vuelva a ser el que era por favor.

Desde la ventanilla se lo podía ver a Juan sentado sobre la cama abrazando al frasco de la mariposa, mirando de un lado a otro, protegiéndolo de que nada le pase; así fue que pasó el día cinco.

…continuará.

Días de Mariposa 6

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

Primer llamado, Carolina:

-¿Hola Carolina?

-No, habla la hermana.

-¿Me podés pasar con ella?

-Bueno, esperá que ya le llamo -los minutos pasaban cual si fueran veloces delfines para el impaciente Juan, mientras el jugaba velozmente enredando sus dedos con el cable del teléfono, su corazón latía ferozmente a causa del café, se escuchaban algunos ladridos, la televisión, algunos pasos, luego de cinco minutos el sonido del teléfono -no ella no está ¿Querés que le diga algo?

-¡Sí, que se vaya al infierno! -contestó furioso colgando con fuerza el teléfono. Esta vez más que nunca le molestaba perder el tiempo.

Trigésimo tercer llamado, Alejandra:

-¿Hola Alejandra?

-¿Si?

-Mirá, soy Juan, yo sé que ha pasado varios meses desde la última vez que nos vimos, pero la verdad es que nunca pude sacarte de mi mente.

De repente se empezó a escuchar un forcejeo del otro lado del tubo.

-¡Dame acá!

-¡No! ¡No!

-¡Escuchame pedazo de imbécil! ¡No la llames más a mi mujer! ¡Si descubro quien sos te mato! ¡¿Escuchaste?!

Juan simplemente cortó, ni siquiera sabía que estaba casada.

Llamado ciento treinta y siete,…

-Hola ¿Cómo estás? -no sabía su nombre, solo la tenía anotada entre sus números -mirá, yo sé que ha pasado varios meses desde la última vez que nos vimos, pero la verdad es que nunca pude sacarte de mi mente -dijo el siempre original galán.

-¿Sí? -solo respondió la mujer.

-Y la verdad es que tengo muchas ganas de volver a verte -hubo un gran silencio, ya iban varios llamados entre fracasos y teléfonos sin línea    -¡Por favor! -agregó un lloroso Juan.

-¿Sos Juan no? ¡Yo la verdad es que no tengo ganas de verte, nunca más me llames! ¡Chau!

Porqué seguir intentando en una búsqueda que no daba resultados, cuando él sabía que podía contar con una posibilidad de romper aquella maldición que le enturbiaba la mente; esa chance se encontraba tras una simple llamada, pero Juan persistía con su plan y evitaba a aquel número telefónico, el número de una mujer perdidamente enamorada de él.

Entre llamados, al ojear su agenda, varias veces se detenía en un número asociado al nombre Karina, por más que lo pensaba su orgullo y vanidad eran más fuertes y no quería comunicarse con ella, pero el pasar de las horas contando fracasos lo llenó de dudas y miedos, finalmente se decidió y la llamó.

Continuará…

Días de Mariposa 5

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

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Día Uno

Era de mañana ya. Sus ojos se abrieron lentamente para ver de manera borrosa el árbol al cuál había chocado; tras frotarse los ojos probó la marcha atrás, para su suerte, el auto aún funcionaba. Se alejó unos metros del robusto tronco y se detuvo un momento.

            “Qué locura” pensó atontado y tras sentir un ardor miró su camisa desabrochada conteniendo la respiración aterrado, una especie de tatuaje en forma de mariposa se desprendía de su pecho para luego salir volando por la ventana. Fue entonces cuando recordó aquéllas palabras: “Vivirá sólo 10 días, y si no lo cuidas, morirás antes”.

            Presuroso bajó del auto y comenzó a perseguir al insecto adentrándose en el bosque. En varias ocasiones, la mariposa se escabulló en burlonas maniobras, sin que pudiese tomarla. Mantuvo una larga persecución en la que se vio obligado a cruzar un frio arroyo y caer varias veces en el barro.  Hasta que, para la mala suerte del desesperado joven, ésta se encontró de repente prisionera en una telaraña.

Como en un duelo se vio obligado a correr junto con la araña por el premio, Juan tomó una rama y atinó al arácnido haciendo que la telaraña se rompiera y cayera la mariposa atrapada en la red al suelo. Al tomarla la apretó sin querer y sintió un fuerte dolor en el pecho, era su corazón, tenía que ser muy delicado con el insecto. Se volvió sobre sus pasos con la mariposa encerrada entre sus manos, la puso en una caja que tenía en el auto y arrancó. Trató de encontrar de nuevo el camino que conducía a la mansión en donde se hizo la fiesta pero parecía haber desaparecido; en un momento creyó ver una gran roca que, según él, era la misma que vio en el camino la noche anterior. Bajándose del auto corrió entre los arboles para encontrar la entrada a la mansión pero se topó con un gran barranco selvático, con una vista espectacular del amanecer húmedo del bosque. Volvió sobre sus pasos y entró en el auto, se sentía estresado y ya no quería saber más nada de la dichosa fiesta “Me largo a mi casa” pensó, sin siquiera acordarse de sus amigos.

Conocido por ser un hombre de la noche ante la mirada agria de sus vecinos llegó el averiado coche de Juan al barrio y luego fue comentario cuando lo vieron bajar embarrado de pies a cabeza, ese muchacho siempre tan radiante e impecable parece que tuvo una noche espantosa para el goce de los que vivían cerca de él. Entró a su casa con la adorable cajita en sus manos, puso la mariposa en un frasco más grande junto con una flor y se tomó un baño de relajante agua caliente, luego se recostó en su cama pensando que podía hacer para revertir esta increíble situación adversa, empezó a sentir el cuerpo cada vez más pesado “no debo dormirme, no tengo tiempo para descansar” pensó y a grandes esfuerzos se levantó para prepararse un café, después revolvió de punta a punta su hogar en busca de números telefónicos “tengo más de cuatrocientos, con alguna se me tiene que dar” se dijo y luego de anotarlos en un papel comenzó a discar. Se sentía extremadamente acelerado, miró su taza de café con desconfianza “¿Le habré puesto mucha azúcar y mucho café?” pensó, luego lo olvidó cuando fue atendido su llamado.

Continuará…

Días de Mariposa 4

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

-¡Milagro! –dijo Juan riendo.

-¿Ves? Ese es el poder de la primavera –dijo ella sonriendo también.

Luego de eso, se dirigieron a la pista y bailaron toda la noche felizmente; Martín, José y Leandro con sus respectivas doncellas, así como Juan con su nueva amiga.

A medida que pasaban las horas, en cada vuelta de baile veía que sus amigos estaban cada vez más cerca de sus damas, cada vez más encariñados, hasta que al fin, se fusionaron en besos y miradas dulces. “La chica que baila conmigo es más bella que las que consiguieron ellos” pensaba con un poco de envidia al ver que su presa no reaccionaba de la misma manera. Para no ser menos que sus amigos, la invitó a irse del lugar; a lo cual la chica asintió sin muchos reparos.

-Bueno, me voy, mis amigos –dijo Juan con un vanidoso gesto de victoria al caminar de la mano de Flor, como él la había bautizado.

La invitó a subir a su coche y arrancó. Debían cruzar un largo bosque para salir del club. Su pensamiento no era diferente al de otras noches, tan solo disfrutar de su presa para después huir y prepararse para la próxima víctima.

-¿Siempre haces esto?

-¿Hacer qué?

– Salir con chicas, aprovecharte de ellas y después dejarlas.

-No hago nada que ellas no quieran –respondió él, un poco molesto por su pregunta -¡Qué arboleda interminable! –dijo para tratar de cambiar de tema.

-Yo sé cuál es tu problema –dijo ella, y pisó sobre el pie de Juan fuertemente el acelerador -¡Te falta corazón!

Los ojos de la muchacha se volvieron de un rojo furioso y sus labios se tornaron verdes como el musgo, su pelo negro se fue tiñendo de gris, como un árbol alcanzado por un rayo; mientras que su vestido se iba tiñendo de negro, lo que antes formaba su estampado se  desplazó hacia su mano, transformándose en una llamativa mariposa.

Juan, aterrado, maniobraba el vehículo a gran velocidad, tratando de no desbarrancar mientras la chica apretaba a la mariposa contra su pecho furiosamente.

-Este será tu corazón: una mariposa. Así como esta mariposa, vivirá sólo 10 días para encontrar el amor. Y si no lo cuidas, morirás antes -le dijo ella sin inmutarse por la situación.

Las luces del automóvil evidenciaron un árbol en la oscura noche del bosque. Luego, un fuerte golpe y todo quedó en penumbras…

continuará…

Días de Mariposa 3

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:

Noche de ninfas

Los jóvenes rápidamente se mezclaron con la gente del lugar, nadie siquiera los miraba para preguntarse por qué eran los únicos de vestimenta informal, y esto relajo en gran manera a los muchachos, que aprovecharon para servirse varios tragos. Juan empezó a hacer lo suyo, a observar como si fuera un águila en busca de una presa; sus amigos eran su amuleto para conseguir chicas pero hasta ese punto únicamente, ya que aunque salían todos juntos nunca volvían de la misma manera; mientras José, Martín y Leandro terminaban envueltos en una melancólica borrachera, el pasaba junto a ellos seguro acompañado de una bella señorita.

 Como era de costumbre, mientras José, Martín y Leandro se gastaban bromas entre sí, Juan hacia uso de su belleza y galantería para conquistar. Así fue que divisó a una hermosa señorita de vistoso y colorido atuendo, llevaba en sus ojos el verde de las hojas, en su cabello la oscuridad de la noche y labios rojos como una frutilla a pleno, “wow una diosa de la primavera” pensó; y con dos tragos en  las manos se dirigió hacia ella, hacia la conquista, sin intimidarse siquiera por el contraste de su vestir, ella tan elegante y él tan informal, pero no por eso menos apuesto.

Desde atrás, sus amigos lo veían avanzar, con su chistoso pero efectivo andar, en busca de su objetivo.

-¡Otra vez este! sí que no pierde el tiempo –dijo Leandro despertando la carcajada de sus ya tambaleantes compañeros.

-¿Gustas un trago? –preguntó él con arrogante sonrisa.

Las personas que rodeaban a la mujer miraron con cierto recelo al joven, pero cuando esta se mostró dispuesta a contestarle se alejaron sin decir nada.

-Sí… si –dijo ella tras observar al atlético muchacho.

-¿Cómo te llamas? -preguntó Juan.

-No tengo nombre –respondió ella.

-¡Ah! ¿No tienes nombre? Entonces yo te pondré uno. ¿Qué te parece… Flor?

-¿Aquellos son tus amigos? –preguntó la chica sin responder a Juan.

-Ehh… sí, son mis amigos…

-¿Siempre avanzas a las mujeres y los abandonas? –le dijo clavándole la mirada.

-Ehh… -quedó pensando Juan un poco sorprendido –es que no tienen mucha suerte con las chicas –respondió al fin.

-Esta noche verás que las cosas serán diferentes.

Para su sorpresa, unos minutos después, vio que Martín, José y Leandro se encontraban en la pista bailando alegremente con unas sonrientes jóvenes.

continuará…

Días de Mariposa 2

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

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Leandro se levantó y, a duras penas después de estirar las piernas, junto con José ayudaron a Martin a ponerse en pie, luego se podría decir que lo tiraron en el asiento de atrás donde también se sentó Leandro, mientras José fue al asiento del acompañante del conductor, entonces Juan al ver que ya estaban todos dentro del auto puso primera para después alejarse rápidamente de la ciudad.

-Espero que no me vomite- dijo Leandro mientras veía a Martin roncar y se desprendía el primer botón de su camisa roja de seda para darse un poco de aire- por cierto ¿Dónde es la fiesta?

-Es en una quinta a unos 20 kilómetros de la ciudad, cerca del río, acá tengo el folleto con el mapa- dijo José y sacó un papel de su bolsillo.

-A ver- dijo Juan luego de sacarle el papel de la mano a José y después le habló con cierta desconfianza- pero ¿Cómo sabes que no es un engaño? Por ahí llegamos allá y nos roban todo lo que tenemos.

-No, una mujer tan hermosa no hubiese tenido este folleto- respondió José mientras prendía un cigarrillo- vi a esa bella mujer salir de la casa del niño rico de la calle 52 mientras yo repartía el correo, salió apurada y antes de subirse a un auto deportivo de color negro se le cayó este papel. Pensé en hacerle señas para devolvérselo pero me pareció que era un simple folleto con alguna publicidad, luego lo leí y aquí estamos.

-Hey- dijo Juan apuntándole con el dedo a José- cuidado con las cenizas. No quiero que me dañes el auto.

-¡Ese niño rico si que sabe de fiestas raras!- dijo Leandro mientras empujaba al durmiente Martin- aunque la verdad no es una persona con la que me juntara.

-La verdad tu no te juntas con nadie- dijo Juan tras salir de la ruta asfaltada y meterse en un oscuro camino de tierra- apenas nosotros te aguantamos, amigo.

El camino estaba rodeado de árboles y las luces del auto alumbraban a los bichitos voladores que se cruzaban delante, todo era silencio y  no parecía que hubiese una fiesta en kilómetros, Juan comenzó a impacientarse  hasta que  los arboles del camino comenzaron a verse arqueados mientras avanzaban y las hojas de estos tapaban la visión de lo que tenían adelante. Tras pasar ese camino de repente se escuchó la música de una fiesta y, delante de ellos, se dejaba ver una gran casa quinta, con el portón abierto sin nadie que vigilara los autos que ingresaban.

-Menos mal, sino eras hombre muerto- le dijo Juan a José mientras estacionaba el auto- Lea despierta a Martin.

Leandro, haciendo caso del pedido de Juan, le propinó un golpe en la cabeza a Martin que le hizo reaccionar al instante y este confundido reaccionó de manera violenta.

-¡Para, tranquilizante!- le decía Leandro- Soy yo Lea.

Martin volvió en sí y sonrió, luego de soltar el cuello de su acompañante bajó del auto y estiró los músculos.

-Nos vas a dejar mal parados a todos- le dijo José a Martin.

-Si, al menos espera por lo menos que disfrutemos de esta noche. Por cierto- dijo Leandro analizando el lugar- ¿Entramos a la casa así sin más? Ni siquiera estábamos invitados.

Por las ventanas de la gran casa quinta se podía ver a mucha gente en un ambiente de fiesta, algunas sentadas y charlando, otras tomando un trago y otras bailando; pero todas las personas tenían algo en común, todas ellas rebosaban de una elegancia que hacía notar su elevada posición económica, casi se podría decir que estaban vestidos como si fueran de otra época.

-Me parece que mejor nos volvemos- dijo José al mirar su desgastado jean.

-Ya estamos aquí- dijo el gordo Martin, y antes que sus amigos reaccionarán abrió la puerta de la casa quinta como si fuera la puerta de su pequeño departamento.

Tras esta había una sala con elegantes muebles antiguos y un pasillo que conectaba con un jardín trasero, en donde se encontraba el tumulto de personas bailando y bebiendo; ya estaban en la fiesta, ya nadie los podía sacar.

continuará…

Días de Mariposa 1

«Días de Mariposa» es una novela corta en la que estuve trabajando hace ya un tiempo, la voy a publicar en pequeñas partes todos los martes a las 18hs hora Argentina, 23hs hora de España, 17hs Miami.

Espero que la disfruten:


Día 
de Oruga

-¡Vamos mi amigo, te espero ahí!- decía por teléfono mientras caminaba de un lado a otro- pero no me falles, bueno, bueno ya, listo, nos vemos.

juan colgó el teléfono y se preparó para la noche, tomó del ropero una camisa de un equipo de rugby que apenas conocía pero marcaba sus brazos trabajados en el gimnasio y también tomó un Jean nuevo pero gastado que ayudaba a disimular sus piernas delgadas, producto del pecado de los que acostumbran mostrarse más que de hacer caso a su entrenador personal;  mientras miraba sus ojos  azules en el espejo peinó su rubio cabello hacia un costado y luego salió en busca sus amigos.

Al pasar con su auto por una esquina vio a un joven delgado y alto de abundante cabello ondulado, de esos que parecen un peinado afro pero en realidad no lo son.

-¡Eh, pelo de lana!- le gritó Juan.

-¿Y los muchachos?- preguntó el joven al acercarse.

-¿Qué no estaban contigo? Bueno, sube Jose, ya me imagino donde estarán.

Era una noche calurosa en la ciudad, había mucha gente paseando en familia, otros junto a sus mascotas por las veredas del lugar, en un ambiente muy agradable; excepto en una ubicación oscura, en donde las personas que paseaban preferían cruzar la calle para no ser molestados, un pequeño bar con unas sillas y mesas afuera, en donde los hombres se juntaban para llenar aquellas pequeñas mesas con grandes cantidades de botellas de cerveza recién consumidas.

Juan estacionó su auto en la vereda del frente y junto con José fueron al bar, allí acercaron dos sillas a una mesa donde se encontraban dos sujetos muy alcoholizados, uno a punto de dormirse.

            -Hola Martin, vamos que no te puedes rendir, aun- le dijo Juan sacudiéndole el brazo para que se despertara, el hombre apenas abría los ojos para mirarlo y después los cerraba.

            -¡Este idiota no sabe beber!- decía su acompañante riendo mientras se servía un vaso de cerveza- vas a tener que llevarlo a su casa.

-No, imposible Leandro- respondió Juan secamente- hoy es la fiesta de la primavera y el es uno de mis amuletos de la suerte.

-Pero no puede con su propia alma- dijo José.

-Donde hay fiesta voy- respondió balbuceando Martin, reaccionando ante la advertencia de perderse la gran fiesta de la temporada.

-Ya lo escuchaste- dijo Juan riendo- ahora ayúdenme a subirlo al auto.

continuará…